Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Madrid.

















Las cosas más estupendas nunca se planean. Si las planeas para que sean estupendas, es mucho más probable que te decepcionen.
No estaba así planeado, pero aquel día fue genial. En la última semana habíamos hecho casi de todo, así que no teníamos muchas opciones para pasar la tarde.Después de caminar diez minutos a paso lento, hasta que el agua de los charcos había llegado hasta mis rodillas, pensé que ya podía encaminarme hacía la plaza donde siempre quedamos, porque quizá no era la primera en llegar. Siempre lo soy, la puntualidad no es una de las cualidades que más aprecio de mis amigos, pero cuando llegué ya estaba allí uno de ellos. Pasados veinte minutos ya estábamos todos, y tras una pequeña disputa sobre qué hacer, decidimos coger el metro y decidir allí un destino.
Una hora después estábamos en la estación de autobuses y el cielo se había aclarado, incluso parecía que el sol asomaría de un momento a otro. Teníamos la intención de pasar lo que quedaba de tarde en la Plaza Mayor. Creo que no hay un lugar que me guste más que Madrid en Navidad. Después de equivocarnos de autobús dos veces, llegamos, y antes que nada compramos bocadillos de calamares y barquillos de chocolate. Paseando por los puestos nos hicimos con pelucas de colores, petardos y bromas de todo tipo.
Uno de mis amigos consiguió diez minutos de conversación con una de las estatuas humanas que siempre se encuentran por allí, y creo que ésta agradeció poder decir algo y pestañear durante un rato. Empezó a llover a las ocho y media, y como no nos quedaba mucho tiempo, decidimos volver. Llegamos a la parada de autobús, y cogimos el correcto a la primera, aunque también lo hicieron otras cincuenta personas, así que pasamos el trayecto de pie. Tardamos cerca de una hora y media en llegar a casa, y sentados en un portal donde no llegara ni el viento ni la lluvia, hicimos balance. Fue un día perfecto, aun con la lluvia y el dinero y tiempo perdidos en autobuses incorrectos. Quizá sea sólo el encanto de la ciudad, nueva y antigua, iluminada y llena de vida.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

UNA INVITACIÓN

La semana pasada, me quedé sola en casa, pues mis padres se fueron de viaje...
Entonces mi amiga Marta me invitó a pasar el fin de semana en su casa del pueblo.
Yo acepté la invitación, aunque cuando vi la casa me dio un poco de miedo, ya que era muy antigua y estaba en medio del campo.
Nuestra habitación estaba en el ático, en el cual, una de las ventanas daba al tejado.
Esa noche Marta y yo nos quedamos dormidas muy pronto. A las 4:30 se oyó un ruido, me desperté y miré hacia la cama de mi amiga, para ver si ella también se había despertado. Al ver que no estaba, encendí la luz, y vi una cuerda que colgaba de la ventana del techo.
A mí esto me extrañó mucho, así que me asomé por la ventana para averiguar que era esa cuerda, y me encontré a mi amiga Marta intentando atarla a la chimenea.
Entonces me di cuenta de que era sonámbula, pues lo que estaba haciendo no tenía sentido...
Acto seguido la ayudé a volver a entrar y la metí en su cama.
A la mañana siguiente se lo conté y no se acordaba de nada.

PURA CASUALIDAD

¿ Qué no le pasa a una chica de mi edad? Me pasan cosas buenas, cosas no tan buenas, cosas que
ni yo misma creo, y cosas que ni una misma sabe si son buenas o malas...
El sábado me ocurrió algo increible. Bueno para crecer y madurar y malo por el mal rato que pasé.
Estaba yo sola en una calle, una calle bastante solitaria, de camino a casa. Eran más o menos las nueve de la noche y la verdad es que a esas horas no suele haber nadie por allí. No seporqué pero afortunadamente y de pura casualidad me dió por girar la vista hacia un lado. Ví a una chica joven, algo mayor que yo tirada en el suelo. Se movía muy rápido. Yo me asusté un poco y la pregunté que si se encontraba bien. No contestaba pero no paraba de moverse. Me acerqué y ví que estaba muy mal. Se movía cada vez más rápido, tenía los ojos en blanco y la salía cierta espumilla por la boca. Con solo verla deduje enseguida que estaba sufriendo un ataque epiléptico. Por lo poco que yo había oído de ese tema, me acordé de que era muy importante que no se atragantara con su lengua porque se ahogaría. Yo estaba muy asustada porque no sabía que hacer. Saqué un bolígrafo de mi bolso y se lo ingerí como pude en la boca. Después de esto, ella cada vez se movía más lentamente y las convulsiones eran más fuertes pero menos repetidas. Llegó un momento en el que se quedó totalmente quieta y con los ojos en blanco. Salí corriendo en busca de ayuda a la casa más cercana.
Pronto llegó un vecino con un coche para llevarla a un médico.
La chica se recuperó y el médico dijo que fue gracias a mí y a la idea del bolígrafo. Pasé momentos de mucha angustia pero la experiencia de haber salvado la vida a una chica no la olvidaré nunca.

martes, 9 de diciembre de 2008

Lo más interesante, lo más extraño, lo más divertido de estos últimos días, es que tenemos a las vacaciones de Navidad a la vuelta de la esquina y todo es diferente a otros años; la profesora de matemáticas ha estado mucho tiempo sin venir, y hoy que por fin ha aparecido, nos ha dado los exámenes finales y resulta ¡¡¡que le he aprobado!!! Cuando yo pensaba que me iba a quedar...
Lo más emocionante de que llegue la Navidad son las compras; para los amigos, los familiares...Pero lo que más me gusta es la noche de Nochevieja. Esa es una de las pocas veces al año que puedo llegar a casa sin hora, y que me divierto con mis amigos bailando y demás.
Nochebuena la paso en casa de mis abuelos, en Talavera. Allí recibo los regalos de Papá Noel y después vuelvo al pueblo con mis amigos, hasta Reyes, que vuelvo a Talavera. Ahora en Reyes me suelo quedar en el pueblo, porque alli me aburro.
Y lo que menos me gust es tener que volver al instituto después de esas brillantes vacaciones.
¡FELIZ NAVIDAD!

lunes, 8 de diciembre de 2008

Hechos

Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos. La gente recorría medio mundo por llegar allí, por probarlo. Cerca de el que parecía ser el que lo controlaba se encontraban dos jóvenes, parecían extranjeros por su ropa y actitud, lo miraban todo con curiosidad y desconfianza, y se leía en sus rostros que estaban deseando participar. Lo desconocido tiene una atracción enorme para los nuevos. El más alto de los dos se acercó a hacer una apuesta. Pasaron más de tres horas jugando y apostando, perdían todo lo que apostaban, y sin embargo, parecían cada vez más animados, aunque también borrachos. Uno de los guardias se acercó al mayor y le invitó a dejar la mesa de juego. Entonces comenzó una pelea entre los dos muchachos y los cinco vigilantes que allí se encontraban. Por supuesto, salieron perdiendo los primeros. Era de madrugada cuando una mujer les encontró en la salida, con demasiadas heridas y alcohol en el cuerpo para estar despiertos. Les dio unos golpecitos para espabilarlos.
-Eh, joven, no deberías estar aquí-le susurró al más pequeño.
-¿Lo hemos hecho bien? ¿Y la recompensa?-preguntó el mayor, al otro lado de la mujer.
-Aquí no-dijo ella. Les dirigió una firme mirada y se alejó.
Horas después se encontraron los cuerpos inertes de ambos jóvenes a varias calles de distancia, y las cámaras que había en el recinto rotas.
A la mañana del día siguiente, en los titulares aparecía el robo del bote mayor de la casa de juego, que fue limpio y del que nadie tuvo noticia hasta horas después. Mientras los vigilantes de aquel pequeño casino eliminaban las posibles amenzas extranjeras que representaban dos chicos, desapareció todo el dinero. Como noticia secundaria, aparecía la muerte de dos desconocidos, a los que no se pudo identificar, y sin aparente relación.

No hay título

Ahora mismo estoy escuchado la "Marcha Turca" de Mozart que, por cierto, me esta encantando. Esto podría ser una gran fuente de inspiración en este momento, pero no lo es para mí. Nada de lo que me rodea me inspira en absoluto, ni siquiera esta dulce música, aterciopelada, gracias a los magníficos acordes que consigue este genio que todos conocemos bien.

En estos momentos no estoy sufriendo en silencio ningún castigo impuesto por mis padres (por causas ya más que sabidas) ni estoy recogiendo la aceituna en estos fríos días de cara a la fiesta más esperada del año (a excepción del verano, por supuesto). Mañana volveré al instituto. Apuntaré los deberes en la agenda o en mi mente, según que sea más cómodo, y volveré a casa. ¿Hay algo interesante en esto? No, creo que no.

No se porqué me ha dado por escuchar estas canciones tan relajantes pero el caso es que está dando resultado para continuar con este cuidadoso trabajo, que poco o nada me está costando hacer. Ya casi he perdido el interés.

No creo que deba continuar porque en ningún momento he conseguido alcanzar el objetivo, ese que decía "lo más interesante, lo más extraño" etc. Ni siquiera me he interesado en leerlo. Tampoco he conseguido que el tiempo continúe tan fluido como a primeras horas de la mañana, pues hacer esto apenas me ha ocupado diez minutos. Tal vez debiera continuar pero le faltaría al respeto al pastel de berenjenas, que tanto a trabajado por estar de lo más jugoso y apetecible que nunca. Y eso; eso sería algo espantoso.

Fin de semana

Hay días en los que te cuentan ciertas historias y te dejan flipando; pero esta vez, la historia la viví directamente sin que me la contara nadie.

Los fines de semana miles de adolescentes desfilan de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca en busca de nuevas y excitantes experiencias. Ya no bailan rock, sino que ahora contornean machaconamente sus cuerpos al intenso ritmo del bakalao. Ya no beben alcohol, toman sólo agua y unas pastillas que les permiten aguantar un baile frenético durante las siguientes 48 horas. Este baile cada vez es más peligroso pero parece que nadie lo toma en cuenta o lo saben pero se hacen los bobos, los inocentes. Aquella noche de Sábado, fue alucinante ver cómo todos los adolescentes que se encontraban a mi alrededor estaban en un estado de máxima locura, inquietos, sin parar, de un lado a otro, de risas y carcajadas continuas, dándolo todo...así, durante toda la noche y parte de la siguiente. Era una sensación extraña la que albergaba en mi interior. Por un momento, me paré a pensar y me miré a mí misma: ¿de verdad era necesario tomarse una simple pastilla para pasarlo bien y aguantar toda la noche?, creo que no, por lo menos para mí no lo era, desde luego. Yo me lo pasaba genial, saltaba, gritada, reía, bailaba sin tener que depender de una miserable pastilla que lo único que podría causarme era graves y serios problemas. Pero claro, la mayoría de ellos no se paraban a pensarlo más de dos minutos, sino que inconscientemente se lo tomaban, simplemente por el hecho de decir, !qué guay soy! y como todos lo hacen pues yo también, no voy a ser menos. Sensaciones de rabia e impotencia inundaban mi cuerpo de ver cómo crías de tan sólo quince años se estaban dejando engañar y llevar por esa porquería. No aguantaba más en ese ambiente, así que decidí irme; según caminaba hacia la salida, comprobé que mirara donde mirara todos estaban igual, muy pocos nos salvábamos. En realidad, daban pena; pero parece mentira que no sean ya mayorcitos para saber cómo pueden acabar. Si les dices algo, se ríen de ti, y si no, te vas con esa angustia dentro de no habérselo dicho. En fin, no sabes cómo actuar, no sabes cuál será la reacción de la persona.

viernes, 5 de diciembre de 2008

UNA RESOLUCIÓN INEXPERADA

Ayer por la tarde Ramón y yo veíamos una película de terror en el ordenador cuando a Ramón se le ocurrió que nos fuéramos ha hacer puntería con las escopetas. Estuvimos como media hora disparando a unos palillos que él había cogido de su casa. Cuando terminamos ya había oscurecido así que nos dirigíamos a casa cuando escuché no se si un ladrido o un grito pero de lo que si estaba seguro era de que lo había oído. Aquél grito era muy misterioso y había sonado muy fuerte pero Ramón se empeño en que yo estaba asustado por la película así que no lo quise dar más importancia hasta que pasado un rato lo volví a oír pero está vez Ramón también lo escucho y coincidimos en que estaba muy cercano a nosotros. Pensamos que era un animal que estaba herido pero no nos atrevimos a nada y corrimos cada uno a nuestra casa. A la mañana siguiente oímos el pregón de que se había escapado un perro de una persona mayor y que podía estar atrapado en un zarzal así que se lo dijimos al dueño que fue a buscarlo y se lo entregamos.

Algo típico en estas fechas...

Si os dais cuenta, en estas fechas siempre pasa lo mismo,todos estamos ajetreados, de un lado para el otro, inquietos, nerviosos...y todo por las notas...qué triste ¿verdad?.

Pues sí, lo es, pero también es algo muy interesante que los profesores ven desde sus asientos.Nosotros como locos por saber nuestras notas y saber que no hay marcha atrás para poder rectificar en aquellas preguntas que quizás, con un poco de imaginación, las podríamos haber respondido.

Esque aunque no lo crean, nuestra libertad depende de esa "factura" extraordinaria que llega a casa y que resulta de diferentes agrados para ciertas personas.Pero así es desde hace muchísimo tiempo y por mucho que queramos modificarlo...no tenemos remedio.

Debido a todo esto, TODOS actuamos de la misma manera aunque estemos seguros de nuestros resultados pero siempre cabe la posibilidad de alguna pequeña confusión o cambio de opinión de los profesores.

Pero qué diferente es todo cuando resulta que la factura ya está imprimida...puf!!!Ahí no todo el mundo recibe aquel semejante papel de la misma manera...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA REUNIÓN SEMANAL.




-Bueno, ¿ya estamos todos?
-Sí-respondieron al unísono.
-Bien. Pues empecemos la reunión de esta semana.Como ya deberíais saber, ahora empezaremos a contar de uno en uno, lo más interesante, lo más extraño o lo más divertido de esta última semana. ¡Muy bien! Pues sin más rodeos empecemos. Tu vas primero Alberto.
-Muy bien. Pues lo más divertido de esta semana ha sido la excursión que realicé con mi familia al campo. Recogimos setas, castañas y bellotas, y comimos a la orilla de un lago precioso. Me lo pasé muy bien jugando con mi hermano pequeño a lanzar piedras al lago.
-¡Qué genial! El próximo puente nosotros podríamos hacer una excursión al campo también.
-¡Sí!-gritaron todos.
-Venga, vamos, no nos dispersemos. Ya hablaremos luego de eso. Te toca Dani.
-Lo mas interesante que he hecho a sido la visita que realice el otro día al taller de mi tío del pueblo. Es carpintero y tenía todo tipo de cosas chulas que le habían encargado: baúles de todo tipo, puertas, juguetes y hasta un trineo.
-¡Guau! Es fantástico. La próxima vez que vayas a visitarle dile que te haga algo para ti, y así puedes traerlo y enseñárnoslo. Bueno, vamos a hacer una pequeña pausa. Mi madre me dijo que nos iba a preparar la merienda a esta hora. Continuaremos después.
-¡Vale!

LA CASA

Era una triste tarde de otoño, estábamos en el patio trasero de mi casa, solitarios y olvidados por los demás pensábamos como matar el tiempo de un manera amena, o por lo menos, no aburrida. Se me ocurrió algo, una idea estúpida para cualquiera pero no para nosotros, le propuse a mi amigo que fuéramos a explorar una casa que había visto, por casualidad, anteayer cuando iba paseando en bici. La casa parecía vieja pero daba la impresión de estar en buen estado. Decidimos ir allí esa misma tarde aunque pronto la fría oscuridad de la noche helaría el ambiente privándonos de todo ápice de luz.
Estábamos allí ante la aterradora efigie de la casa, sorprendidos, como si la noche produjera en las figuras una distorsión aterradora. Decidimos entrar, contradiciendo a nuestros pensamientos. Saltamos la verja, que era la frontera entre la seguridad y el miedo. Estábamos dentro...
Al entrar escuchamos un ruido, un grito gutural que nos heló la sangre, salimos de allí tan pronto como pudimos. Nunca volvimos a tratar el tema; pero aún la duda de lo que produjo ese aterrador grito sigue corroyendo nuestros corazones.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LAS APUESTAS

Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estallaban las risas, los aplausos o los abucheos.
Después cada uno recogía su dinero, esta vez perdió la banca, pues habían salido cruces. En mi opinión era un juego poco entretenido, pero los aficionados se jugaban muchísimo dinero. Es un juego, que igual que puedes ganar también puedes perder mucho dinero.
Es una tradición antiquísima de mi pueblo.
La gente del pueblo se iba a un merendero a pasar la tarde, y después de la merienda, todas las personas que querían jugar, hacían un círculo bastante grande.
El juego está compuesto por los jugadores,(que son los que forman el círculo) y la banca, que está formada por unas cinco personas,(se sitúan en el centro de este), es la encargada de lanzar las monedas al aire, no son unas monedas cualquiera, sino que tienen que ser de cobre.
Cada persona que estaba jugando apostaba la cantidad de dinero deseada, la banca tenía que doblar esa cantidad. Una vez hechas las apuestas, la gente callaba y a continuación, la banca, que siempre apuesta por caras, procedía a lanzar las monedas, casi enseguida, estallaban las risas, los aplausos o los abucheos.
Este juego suele durar hasta que anochece. Después cada uno se va a su casa, unos más tristes y otros más contentos, depende de la suerte que hayan tenido ese día en el juego.

martes, 25 de noviembre de 2008

Nuevas caras

Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos...

Yo, si te digo la verdad, no entendía nada...

Él me animó a ir con sus amigos, porque le hacía ilusión que los conociera, y me lo pasé bien, pero había cosas que no entendía...Como esa especie de juego, me reí mucho, me gustaba, pero no sabía por dónde pillarle.

Pasado un rato, salimos del local y de camino al bar, me preguntó que si estaba agusto entre toda esa gente. ¿Que si estaba agusto? Ni yo me reconocía, me lo había pasado super bien, y me había abierto a ellos como si nada, y me parecía raro debido a mi timidez, pero me gustaba.

-Sí, son gente muy agradable y muy madura, cn ellos se puede hablar de cualquier cosa que no sea una tontería. Me ha encantado que me hayas traído.

Su contestación fue una sonrisa. Me agarró por detrás de la espalda y seguimos caminado. Entendí que estaba contento por mi aprobación. Llegamos a la puerta del bar y menos mal, porque cinco minutos más y morimos congelados

Bailamos, bebimos, cantamos...Toda una noche de diversión y gente fantástica. Muy buena gente.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Y no se callará

Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios...
Siempre me viene contándome esas cosas. Le encanta tener a alguien que la escuche. Empezó a hacerlo cuando una vez le dije que me apasionaba la biología. No es que no me guste pero es que llega a un cierto límite en el que resulta algo pesada. Cuando viene a casa es insoportable; no tiene otro tema de conversación. Seguramente en mi cumpleaños me regalará un libro de botánica o algo parecido...
Alguna vez he intentado hablar con ella de otro tema pero a sido en vano. Si se interesara por otra cosa que no sea la pura biología...Pero es que además su gran pasión es el mudo de los miriápodos. Aún no he encontrado animales más odiosos.
Pero lo más gracioso de todo el asusto es que seguramente yo voy a estudiar lo mismo. ¿Tiene gracia, verdad? Sera cosa de familia, que por mucho que no quieras parecerte a algún familiar, no puedes cambiar esos pequeños hilos que hay en tus minúsculas....¡Oh no! Por favor otra vez no...

Aquel verano del 94


Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos. A este juego dedicábamos la mayor parte de la noche mis amigas y yo aquel verano del 94 sentadas en la arena de la playa. No entendíamos cómo un juego inventado por una de nosotras podía llegar a divertirnos tanto; lo pasábamos genial.
Entre todas las amigas que somos, nos sentábamos en la arena formando un enorme círculo; en el centro colocábamos algún que otro chupito de piruleta, bombay.. para la que se confundiera. Encendíamos una cerilla y, la que en ese momento la tuviera en la mano tenía que decir una palabra, una cualquiera, la que ella quisiera; una vez hecho esto, la cerilla pasaba a la chica de al lado y ésta tenía que repetir la palabra de su compañera y decir otra más; y así sucesivamente. Por cualquier despiste, a una se le caía la cerilla, otra se quemaba en la mano o en la camiseta, a otra se la apagaba... todo una odisea. Tras pequeños momentos de silencio, grandes risas estallaban. Todas estábamos atentas por si alguna se confundía,y... ¡zas! a tomarse un chupito. Hay que reconocer que la mayoría nos equivocábamos aposta.
Las personas que paseaban por el paseo marítimo se nos quedaban mirando con cara extraña como diciendo: " Vaya melocotón que llevan éstas" ; pero a nosotras nos daba igual, lo único que nos importaba era pasárnoslo bien. Otras noches nos juntábamos con otro grupo de chicas que también jugaban en la playa y, la verdad, que cuántas más éramos mejor lo pasábamos; e incluso hacíamos nuevas amigas.
En nuestras cabezas siempre estará presente aquel fantástico verano del 94 que todas deseamos ansiosas poder volver a repetir. Aquellas noches calurosas, sentadas en la arena, a la luz de la luna, descalzas, las olas que mojaban nuestros pies, la música que se escuchaba de fondo, la cerilla maldita que a veces no podíamos encender.. en fin, recuerdos imposibles de olvidar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Las mariposas.


Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios demuestran que los vivos colores de los que constan sus grandes alas tienen una triple función. Por un lado la de atraer a su pareja con una sinuosa danza que, aunque parezca seguir unas pautas aleatorias tiene un esquema bien planteado para incitar a la posible pareja a la reproducción. Otra de las funciones parece tener un ámbito social, es decir, la distribución e intensidad de la gama de colores que tenga esa mariposa puede ayudarla a tener mayor o menor influencia sobre el grupo de mariposas en el que se encuentre. La ultima función y más interesante es la defensiva, que le permite a la mariposa ofrecer al atacante una visión de un par de ojos amenazadores situados en el medio de las alas. La mariposa como cualquier insecto tiene una serie de características peculiares pero tiene otra función más importante, que no es biológica sino sentimental; como todas las pequeñas cosas puede pasar inadvertida pero, si nos fijamos, es el animal que anuncia la llegada de esa mágica estación: la primavera.

UN GRANDIOSO ESPECTACULO


Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios demuestran que estos rituales no solo son satisfactorios, sino que para el macho después de terminar el apareamiento a los pocos minutos cambian de color sus alas y mueren a los pocos minutos, desgraciadamente para el pero deja para las personas que lo contemplan un espectáculo digno de ver, y por eso no solo es uno de los espectáculos de los más fotografiados sino que es uno de los más imprimidos en las revistas de naturaleza. Las mariposas diurnas son unos de los animales más bonitos sobre todo por ese ritual en el que el macho cambia de color y luego muere, además es la mariposa que tiene más variedad de colores en las alas y que mayor espectáculo produce.

PASO

Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios...
¡¡Bah!! ¡Qué rollo! ¿De verdad tengo que realizar un trabajo sobre las mariposas? Lo veo ridículo. No entiendo en qué me puede servir ni el propósito que trata de conseguir nuestro profe con él.
El trabajo anterior sobre la célula , aunque fuera un muermo, por lo menos servía para algo, ya que iba a ser materia de examen. Éste ni siquiera va a entrar en el 30% de la nota de los trabajos, solo va a contar como un ejercicio más de clase.
Además no me gusta nada la biología, es algo inútil. A ver, ¿de qué me va a servir saber todas estas pamplinas cuando salga del instituto? Yo tan solo quiero ser peluquera, y ya se peinar perfectamente. ¿Por qué no me puedo poner ya a trabajar para poder irme a mi propio piso y hacer lo que me de la gana?
En fin, que paso de perder el tiempo con esta sandez. Voy a llamar a Julia para quedar con ella en la esquina e ir a dar una vuelta antes de que mi madre venga del curro y me de la pelma de que tengo que hacer los deberes.

domingo, 16 de noviembre de 2008

EL SECUESTRO

Cuando llegué a mi casa, lo primero que vi fue un mensaje en el teléfono, donde me avisaban que mi hermana había sido secuestrada, y como recompensa pedían un abanico de oro y diamantes que era parte de la familia, (lo que nosotros llamábamos la vieja antigualla) e iba pasando de generación en generación; este preciado abanico tenía un valor incalculable.
En un principio pensé que era absurdo, que no podía ser, pues solo nuestra familia sabía de la existencia de esta joya, era un secreto familiar.
Al cabo de 15 minutos sonó el teléfono, yo muy asustada lo cogí y una voz muy grave me dijo:
-Tenemos a tu hermana, si quieres volver a verla, deja el abanico en una bolsa, dentro de la papelera que hay en puerta principal del jardín botánico, a las 7 en punto. No avises a la policía o no la volverás a ver.
Cuando me dijo esto, le dije que quería hablar con mi hermana, pero ya era demasiado tarde, había colgado...
No sabía qué hacer, quería llamar a mi madre, pero no podía porque ella estaba en el país vecino, visitando a una vieja amiga y no tenía su número de teléfono.
Llamé a mi amiga, pero ella me dio una excusa razonable para no ayudarme.
Miré el reloj, ya marcaba las seis, de modo que decidí enfrentarme yo sola a la situación...
Cogí el abanico, mi abrigo y me dirigí a la comisaría, a pesar de lo que me habían advertido.
Llevaba media hora esperando en el jardín botánico rodeada de policías camuflados, cuando llegaron las siete.
Muy asustada cogí el abanico y lo dejé en la papelera, como me habían dicho. De repente vi que un coche se dirigía hacia mí, se abrió una puerta y pude ver como un hombre, empujaba a mi hermana para que saliera. Mientras, otro hombre salió corriendo, cogió el abanico, volvió a montar en el coche y desaparecieron.
Yo abracé muy fuerte a mi hermana, le dije que no se preocupara, que ya estaba a salvo...
Entonces alguien puso la mano en mi hombro, al girarme, pude ver a un policía, que me dijo que los habían detenido a las afueras de la ciudad, y a continuación me dio el abanico.

sábado, 15 de noviembre de 2008

LA HUÍDA DE UNA ADOLESCENTE

¡Por fin! Llevaba tiempo esperando este momento. Quería salir de aquí, de este pueblo tan pequeño, de mi casa, del país... Quería alejarme de todo durante un tiempo. Nose... alejarme de las preocupaciones, alejarme de mis problemas, de la vida cotidiana, ¡de todo! Quería irme de vacaciones con mis amigas, con mis amigas de verdad. Unos días fuera, solas, haciendo lo que queramos, llegando a la hora que queramos, olvidándonos de todo... Era perfecto. Me sentía libre. Mis amigas sabían que lo necesitaba y cada una puso la excusa perfecta para que las dejaran ir. Al principio, les dijeron que no, que cómo se las ocurría, pero bueno... al final acabaron cediendo. Solo me faltaba pedir permiso a mí. Eso era lo complicado. Lo padres de mis amigas eran mucho más flexibles que los míos. Mi madre decía que era absurdo, que sabía que lo estaba pasando mal pero huir de mis problemas unos días no iba a solucionar nada, pero claro, ella no sabía lo que me pasaba en verdad, sabía pequeñas partes, pero no la historia completa. Me costó mucho convencerlos de que ese viaje era ncesario para mí, pero al final, no se cómo, lo conseguí. No me lo creía, por fin iba a poder huir unos días de mis problemas, de los problemas de una chica de mi edad, de una adolescente. Mi madre se empeñó en darme un amuletito de la suerte, una antigualla de las suyas. Yo sabía que en estos días ella iba a estar muy preocupada pero era el momento de pensar un poco más en mí, lo sentía por ella pero me vendría bien un cambio de aires. Ese domingo fue el mejor domingo de mi vida, nos metimos en el avión y viajábamos hacia un lugar donde yo sería otra persona por una semana, donde yo no tendría problemas, donde yo sería libre...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ángeles y demonios

Se encontraban en una sala grande, cuyo mobiliario se reducía a unas cuantas filas de sillas y algunas máquinas de refrescos. En aquella sala de embarque había gente de todo tipo, y cada uno tenía su razón para abandonar el país, nadie destacaba especialmente en el gentío, al menos, a ojos de cualquiera. Sin embargo, Jacob podía ver que ella era diferente, conocía a aquella muchacha a cuya mano se sujetaba firmemente una muñequita de unos tres años y mofletes sonrosados. El encargado de darles información llevaba mas de una hora sin aparecer, y con la excusa de preguntar si sabía algo sobre el retraso del vuelo, se acercó a ella, no podía evitarlo.
-Hola, soy Jacob –sonrió.
-Yo soy Victoria, y ella es Zafrina –dijo, en referencia a la niña que había entre sus brazos.
-Bonito nombre –dijo Jacob, acariciando la mano que le tendía la pequeña. -¿Sabes algo sobre el retraso del avión?
-Nada, supongo que como los demás. No veo a esa antigualla capaz de despegar –sonrió, pero los profundos ojos azules de la joven se clavaron en los de Jacob. Le había descubierto, y ahora ella llevaba ventaja.
-Bueno, gracias. Nos vemos –él se despidió cortés, pero rápidamente.

Sí, él la conocía, mejor de lo que ella sabía. Ambos pertenecían a dos bandos distintos de una guerra que existía desde siempre: el bien contra el mal. Según desde donde se viera aquella lucha, el bien era un bando o el otro. Ángeles y demonios. A Jacob le parecía absurdo el modo en el que las personas los imaginaban, ni su piel era roja ni tenía cuernos, él era sólo una parte de la balanza. Ella era la chica por la que lo perdió todo, y a la vez, la razón por la que lo volvió a recuperar. Porque uno no se puede enamorar de su enemigo, no es lógico. O eso solía repetirse a sí mismo. Pero ahora ella no recordaba nada, había vuelto a empezar y su primera misión era aquella niña, y la de Jacob era hacer que fracasara. Ya no podía hacerlo, ella sabía qué era, aunque afortunadamente, no sabía quién era. Jacob se volvió para mirarla antes de marcharse y dar por fracasada su misión, y entonces vio como ella le miraba, y supo que no importaba que su memoria hubiera desaparecido, Victoria volvía a mirarle de aquella manera. Cómo él lo hacía, como a lo más hermoso del mundo. Desvió entonces la mirada, y por el bien de ambos, se marchó, mucho antes de que ella tomase una decisión o fuese capaz de entender qué ocurría. Al irse estaba salvando un ángel, y quizá también un demonio, o eso pensó.

martes, 11 de noviembre de 2008

Recuerdo para simpre

Un hecho que marcó, sin duda, el antes y el después de la historia de nuestro país; y ese hecho fue, simplemente, una excursión realizada por un profesor y alumnos de quinto de primaria del colegio Zorrilla Monroy a la montaña. El profesor de educación física, Iván, llevaba días preparando dicha excursión; pensaba que no estaría mal salir con sus alumnos a que conocieran un poco más toda la naturaleza que les rodeaba, puesto que ya quedaban pocos días para que terminara el curso y todavía no habían hecho ninguna excursión. Lo propuso a dirección dando sus razones pero de primeras se lo rechazaron diciendo que si no era buena idea, que si los muchachos no estaban acostumbrados, que si podría pasar algo; para Iván todo eran excusas. ¿ Por qué una excursión de educación física no y una de ciencias si? Era absurdo e injusto siendo todas asignaturas de igual importancia para cada profesor. Al final, Iván se salió con la suya. Justo el día previsto, el profesor junto con los alumnos partieron hacia la montaña. Iván pensaba si él sólo podría con tantos alumnos y de tan corta edad, pero como ninguno de sus compañeros se había ofrecido voluntario para acompañarle, se las tendría que apañar solito. De momento todo iba bien; los muchachos parecían contentos, cuando, en un instante inesperado ocurrió el grave accidente. Estaban "escalando" un pequeño tramo rocoso cuando una de las chicas resbaló y arrastó a todos los demás que iban detrás de ella hasta caer, todos, en el suelo. Tenían graves heridas en la cabeza y algunos estaban inconscientes. Iván estaba nerviosísimo, no sabía qué hacer ni cómo actuar, los demás niños lo había visto todo. Gracias a una antigualla fuente cerca de allí, pudo ir animándolos un poco. Gritos, llantos, angustia, desesperación hasta la llegada de los helicópteros. Los médicos hicieron todo lo posible pero, de los cinco niños que cayeron, no pudieron salvar a ninguno; las heridas eran muy profundas y fuertes. ¡Pobre Iván!, para una cosa que hizo, le salió mal. El colegio no le había apoyado con la excursión y claro estaba que Iván no podría solo con todo; la culpa no era todo de él, el colegio también tenía parte de culpa. Durante las semanas próximas, los demás niños fueron atendidos por psicólogos, incluido Iván, y el colegio se cerró. Familias destrozadas, tristeza por todos los lados y arrepentimiento por parte del colegio. De los errores se aprende, pero no deberían haber dejado escapar este error tan grave.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Malas noticias

Me dices que te vas a otro pueblo, a otra ciudad, a otro país quizá...Y cómo quieres que me quede yo, ¿Quieres que te aplauda? Me dices que no llore, que hay que ser fuerte. Y yo te digo que ser fuerte es absurdo en ese momento...Y más cuando te avisan de algo así. Si te quieres ir vete, pero que no sea mañana, esperate por lo menos un día, para reflexionar, tú, y para asimilar las cosas yo... Porque a mí en vez de una explicación me parece una excusa el motivo de tu huída.
Cuando te enteras de algo así, nada te importa, tan sólo quieres que pasen esas siete horas fatales para poder ir a su casa, a ver si de verdad ha tenido valor para coger su maleta e irse a ese lugar en el que dice que va a estar mejor. Y miro el reloj mil veces, ese que me regaló mi abuela y es una antigualla horrorosa, pero la tengo cariño...Y cuando por fin son las tres menos cuarto, suena la campana que indica que hay que volver a casa, esa campana que llevaba todo el santísimo día esperando, recojo mis cosas a toda prisa y voy corriendo al autobús...Sólo queda media hora para saber de verdad si está o se ha ido para siempre. Para el autobús me bajo y corriendo voy con mi amigo a buscarle. Llamamos al timbre: "¿Si?. ¡¡¡Madre!!! Es él, no se ha ido, aunque una parte de mi sabía que no se iba a ir...No creía que fuese capaz de dejarme aquí... "Venid después de comer y os cuento". Entonces tú vas, comes a toda prisa y vuelves a su casa. Te lo cuenta todo, y ni siquiera sabes qué decir...

jueves, 6 de noviembre de 2008


Un día unos amigos y yo fuimos al parque de atracciones. Cuando entramos dentro del parque no sabíamos donde ir. Caminamos por una calle con muchas fuentes y vimos El Aserradero, una atracción de agua. La verdad es que hacia un clima ambiguo, pero aún así montamos. Después fuimos a la noria para ver las vistas desde arriba y al salir conocimos a unas chicas. Nos fuimos todos juntos a comer y cuando terminamos vimos un espectáculo sobre unos superhéroes.Después de descansar un poco viendo el espectáculo, fuimos a la atracción que mas miedo da del parque, El Torbellino. Las chicas y un chico no querían montar porque tenían miedo, peor al final les conseguimos convencer. A las siete nos fuimos del parque de atracciones y nos dirigimos al barrio de las chicas. Tomamos unos refrescos en un bar y estuvimos hablando un buen rato. Nos presentaron a algunos de sus amigos y amigas y nos fuimos todos a cenar a una pizzería. Nos dieron sus números para que las llamáramos para volver a quedar en nuestro barrio. A las diez y media nos fuimos a casa y nos despedimos de todos. Ese día fue inolvidable.

Aquél mágico momento

Eran la tres de la tarde, yo estaba terminando de leer un libro mientras mi padre veía en la televisión un grandioso reportaje sobre el espectáculo de está noche. Al atardecer decidí ir a buscar a mis amigos para caminar como hacíamos cada tarde. Era un día precioso y los cálidos rallos de sol nos golpeaban mientras nosotros seguíamos hablando del partido de está noche, pero hablando y ablando se nos había ido el santo al cielo y nos estábamos perdiendo el mejor partido de la historia. Salí corriendo hacia mi casa y al llegar estaba apunto de terminar entre en casa y mi padre miraba ambiguo la televisión en la que el Atlético de Madrid iba ganando 7 a 0 al Real Madrid a falta de dos minutos del final chanpions. Mi padre decía que los jugadores habían sido un autentico torbellino en el campo, y no habían dado la menor oportunidad a los rivales. Yo contento me senté a animar a mi equipo el cuál se había merecido la victoria.

Un día en el circo




Era un día precioso. Caminábamos por un camino para llegar al lugar en el que se celebraría el espectáculo del circo.
Tanto yo como mi hermano pequeño, Miguel, no nos podíamos creer que nuestros padres por fin hubieran accedido a llevarnos al circo. Llevábamos todo el verano dándoles la paliza de que queríamos ir al circo, y por fin habíamos conseguido nuestro propósito.
Nos encantó el espectáculo. Había muchos animales: elefantes, caballos, leones, tigres...Los que más nos gustaron fueron los leones, que saltaban por aros incandescentes semejantes a un torbellino de fuego.
También había payasos que me hicieron llorar de risa con sus chistes y las tonterías que hacían. La parte que más me gustó de este número fue cuando los payasos se pusieron a lanzarse tartas entre sí y pusieron todo el escenario lleno de crema, nata, chocolate, y otros pringues no identificados.
Pero el espectáculo que mas me impresionó fue uno en el que actuaron unas gimnastas, que se retorcían y se colocaban unas sobre otras haciendo figuras ambiguas. No sé como conseguían retorcerse de aquella manera, parecía que estaban hechas de goma.
¡Sin duda repetiré la experiencia en otra ocasión!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

¡CORRE!

Camináramos por el paseo marítimo de aquel hermoso pueblo pesquero, al atardecer. Era un atardecer realmente precioso, característico en aquellas costas. Acabábamos de ver un gran espectáculo de malabares, piruetas y toda clase de enrevesados trucos. No eran más de las ocho cuando llegamos a la imponente mansión de los Barrymore.

Al llegar a la habitación no encontramos con las ventanas de par en par del mismo modo que todos los cajones y armarios. Acerqué mis ojos a la ventana y vi una figura que se deslizaba por la escalera principal. Me dispuse a seguirle. Mi esposa, que adivino mis intenciones, me lanzó un gesto ambiguo. No quise centrar mis ojos sobre los suyos porque sabía que, si lo hacia, me iba a quedar allí.

Me marché de la habitación y comencé a correr en busca del ladrón. Comencé a bajar las escaleras con gran agilidad cuando observé una ligera sombra que corría escaleras abajo. La persecución había iniciado. Él bajaba como un torbellino mientras que yo bajaba con la máxima velocidad que me permitían mis piernas que, de hecho, no era poca.

Las horas iluminadas del día habían concluido y fuera soplaba un viento amenazador. Ya había perdido de vista al ladrón, razón de más para continuar. Mi fatiga llegó a tal punto que ya no sentía los fuertes tobillos que me permitían permanecer en pie pero, aun así, seguí corriendo.

De pronto, mis ojos alcanzaron a ver nuevamente a ese granuja que escapaba con impresionante velocidad por la ladera. Una enorme fuerza hacía que mi cuerpo no se detuviese. Tal vez era el gran temor a perder los documentos de la ilustre familia que yo y mis predecesores habíamos servido durante tantas generaciones. Por eso y únicamente por eso, seguí corriendo.

domingo, 2 de noviembre de 2008

UNA VELADA MUY ESPERADA

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. Hacía frío. Todo había terminado. Ninguno de los dos sabía que hacer después de tanto tiempo. Sergio y Lara estaban muy nerviosos. Se conocían desde los cuatro años, siempre se habían llebado muy bien y desde pequeños se notaba cierta atracción entre ellos, una atracción que poco a poco y cuidadosamente se iría haciendo más grande. Entre ellos siempre había habido un obstáculo: Ana, la mejor amiga de Lara, pues su amor platónico de toda la vida era Sergio. Cada vez que le veía Lara observaba que o Sergio se iba o ella tendría que ir rápidamente a buscar un trapito para su amiga. Ana sabía perfectamente que entre su amiga y su amor platónico de toda la vida había algo pero no lo quería reconocer, se hacía la tonta.
Lara quedaba muchas veces con Sergio con la excusa de dar un paseo, pero solo era eso, una excusa para poder verse. Eso a Lara le hacía sentir culpable, sentía que estaba traicionando a su amiga, pero no lo podía evitar, algo más fuerte que ella le hacía sentir la necesidad de estar con èl.
En el fondo, Ana siempre había estado interviniendo para que su amiga no estuviera con el, pero eso ella nunca lo admitía.
Poco a poco iban creciendo y su mentalidad avanzaba tanto que Ana entró en razón y habló con su amiga. La pidió perdón por todo este tiempo en el que lo unico que había hecho era fastidiarla y aún así ella siguió a su lado. También le dijo que siguiera adelante con Sergio, que para ella hacía tiempo que pasó de ser su amor platónico a una obsesión. Estaba arrepentida de verdad y quería pasar página. Para ello organizó una fiesta en la playa, con una fogata. Invitó a todos su amigos y conoció a un chico con el que mantuvo una conversación durante horas.
Lara y Sergio por fin estaban solos, pero después de tanto tiempo no sabían qué hacer, ni qué decir, por eso decidieron dejarse llevar por el momento y disfrutar de aquella velada tan especial y esperada con esa fogata, ese respandor rojizo... ¡Un ambiente perfecto!

miércoles, 29 de octubre de 2008

Y que no amanezca.

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. No podía recordar cuántas veces había soñado algo así. Una noche perfecta, y era real. Llevábamos años planeando aquel viaje, sin preocupaciones, sin obligaciones de ningún tipo, sin despertadores... Y ahí estabamos, en medio de la playa a las tres de la madrugada, compartiendo chistes y canciones, recuerdos de años atrás que aún nos emocionaban y lo que más me gustaba: estábamos todos. Todo lo que vivía, todo lo que sentía ,era libertad. Podíamos decidir qué hacer y cómo hacerlo. Si todo hubiera podido permanecer así, se acercaría demasiado a la perfección. Sin embargo, aquella era nuestra última noche en San Diego, nuestro viaje continuaba y teníamos que dejar atrás las personas que habíamos conocido allí.
Sabía, desde que le miré, que no sería fácil alejarme de allí, y aún así no pude evitar querer saber más de él, acercarme más... Aunque aquello era lo menos recomendable para mi salud mental, ya que me encontraba en continua guerra conmigo misma. No debía dejar que lo que sentía por aquel chico fuera demasiado grande, o dolería separarme de él, pero no podía desperdiciar ni uno de los instantes en los que estuviera cerca.
Siempre que se ha de tomar una decisión entre dos cosas, es porque apreciamos ambas opciones, y si escogemos una, durante el resto de nuestra vida nos preguntaremos cómo habría sido escoger la otra, y extrañaremos eso que nunca elegimos, eso que nunca tuvimos. Siempre nos arrepentimos, o al menos yo. Nunca está del todo bien, no lo suficiente, siempre falta algo.
Aquella noche no decidí, no quería hacerlo, y el hecho de no decidir, decidió por mí, y le perdí. Sé que nunca encontraré una sonrisa como la suya, sé que jamás olvidaré el sonido de su risa. Le dejé marchar, no luché, y aún me arrepiento.

lunes, 27 de octubre de 2008

Los tiempos de ahora...

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad.
Un chico sostenía una guitarra, y entonaba unas notas con sus delicadas manos, sonaban bien, para qué mentir...Otras cuantas personas bebían de sus frías litronas, fumaban, cantaban y bailaban al ritmo de la guitarra.
Era sábado, las 10:00, el último sábado del fin de semana del verano. Habían preparado una fiesta en la playa para despedir aquella magnífica estación donde todo es libertad y relax para aquellas personas que habían aprobado todo. Era la típica fiesta de adolescentes donde no faltaba alcohol, y alguna que otra droga para aquellos más inconformistas por decirlo así...
Parecían pasarselo bien, me recordó a mis tiempos mozos. Me quedé observándoles un rato y me invadió la melancolía, los recuerdos de aquel verano del 66, cuando yo tenía 17 años, y estábamos celebrando una quedada parecida, había cerveza simplemente y unos cuantos porros, pero ahora era difícil pensar que allí solo hubiera eso, ahora se metían coca, speed, heroína... Me daba pena cómo se echaban a perder los chavales....
También lo que antes era algo tabú, y se hacía a escondidas, en una casa, o en alguna de las cuevas que dejaban las rocas cuando bajaba la marea, ahora se hacía allí, a ni siquiera cien metros de separación entre la gente y esas dos personas que iban a "echar un polvo", como se decía ahora. Yo no lo veía normal, "será mi mente de vieja...", me dio por pensar, aunque no lo veía nada bien...En mis tiempos eso era algo que pasaba ocasinalmente, con la persona a la que querías y tenía que ser muy especial, pero ahora, qué sabrían estos niños tan indefensos que no les enseñaban en la escuela como era la vida real, ellos piensan que el futuro ahora le regalan...Y piensan que el sexo es nada más que "un polvo" con alguien a quién conoces esa misma noche y después adiós...Y nada, si te he visto no me acuerdo...

LA CARAVANA

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. En ese momento una voz gritó:
-¡Corred va a explotar!
Y otra voz contestó:
- ¡Rápido que alguien llame a los bomberos que hay un niño en el interior!
Entonces yo pude ver (desde la ventana de la habitación del hotel) como una caravana estaba ardiendo...
Bueno pues esto fue lo que sucedió, en mi segundo día de vacaciones, y es que se celebraba, por tradición, una concentración de caravanas en la playa. Alrededor de estas se encendían grandes antorchas y estaban hasta altas horas de la madrugada hablando.
Pues una vez hecha la introducción empezaré a contar la historia:
Mario, un niño de unos cinco años que tenía un perro al que quería mucho, estaba esa noche en la playa junto a sus padres, y después de dar de cenar al perro, Mario se fue a jugar con los demás niños...
Al cabo de un rato se levantó un aire terrible, y el perro al tener frío se metió en la caravana.
Claro como es de suponer, con ese viento el fuego de las antorchas se extendió, quemando así la caravana de Mario, él al verlo, salió corriendo (sin que sus padres pudieran hacer nada por evitarlo) y se metió en la caravana a por su perro, el niño a los pocos segundos de entrar, se desmayó ya que el humo no le dejaba respirar.
Llamaron a los bomberos, pero el padre de Mario no esperó a que llegaran, pues su hijo estaba dentro de aquella fogata, así que cogió una manta la mojó en el mar, se la hecho por encima y se dispuso a entrar.
Una vez dentro, no podía ver casi nada debido a que el humo se metía en sus ojos, pero sí que pudo distinguir la figura del niño junto al perro, tirados en el suelo, desmayados. Ante aquella situación, lo único que se le ocurrió, fue coger a su hijo con una mano y al perro con la otra, y salir de allí cuanto antes.
Y gracias a la valentía de este padre, Mario y su perro salieron heridos leves de aquel tremendo accidente.

domingo, 26 de octubre de 2008

Sensaciones inolvidables

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. Era un atardecer preocioso, sin duda, de los pocos vistos durante el mes de agosto, según nos dijeron. El año pasado estuve de vacaciones con mis padres en Ibiza y, mientras estábamos dando una vuelta por el paseo marítimo, nos llamó mucho la atención la cantidad de postales y dibujos de la puesta del sol y el atardecer propios de allí, de Ibiza. Siempre pensaba que en las postales lo hacen todo más bonito y artificial para impresionar a las personas y favorecer así el turismo; pero, desde el día que ví con mis propios ojos aquel atardecer, cambié de opinión; fue alucinante. Estaba claro que no podíamos irnos de allí sin verlo; por lo que se lo propuse a mis padres y , al día siguiente, allí estábamos. Eran las siete de la tarde, más o menos, cuando empezaba a llegar gente a la playa, pues la mayoría eran "guiris" y se habían ido pronto a arreglarse; venían con bebidas, toallas... En un momento la playa estaba llena, tanto gente joven como gente mayor, niños y bebés. Estábamos asombradas, no nos lo imaginábamos así; parecía como si las personas hubieran aparecido de la nada. Como no me gustaba el ambiente ese de los "guiris" bebiendo cerveza, ese olor que para mí es desagradable; me alejé de ellos y fui a unas escaleras que había en la orilla del mar. Allí podría verlo más tranquila (además un grupo de chicos jóvenes habían preparado una hoguera cerca de donde estábamos sentados y su comportamiento no era de mi agrado). En ese lugar, escuchaba el sonido de las olas, los pájaros que revoloteaban por encima de mi cabeza, mientras que el cielo se volvía anaranjado y, en él, una bola dorada brillante iluminaba todo. Era alucinante. Por un momento me olvidé de todo, tenía la mente en otro sitio, en el paraíso quizás. Me resulta difícil explicar todo lo que sentí en ese momento, pero lo intentaré. En esos instantes me sentí como una princesa que espera la llegada de su príncipe azul, esperaba angustiada pensando que no llegaría nunca; pero, no sé cómo, una pequeña sonrisa salió de mi boca. Estaba soñando despierta. Los problemas desaparecieron, me encontraba más agusto conmigo misma y sacaba lo bueno de la vida; muchas veces pensamos que con los conflicos con las amigas y los padres, los estudios, los amores típicos de la edad y, también, los sueños incumplidos, la vida está llena de complicaciones pero no sabemos valorar lo bueno que nos dá y la oportunidad de vivirlo. Sensaciones que jamás podré olvidar y miles de fotos que me harán recordar ese fántastico momento.






sábado, 25 de octubre de 2008

La literatura esta viva

-¿Y por qué no lees novelas modernas?
-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.
-¿Qué quieres decir con eso? ¡Explícate abuelo!
-Las novelas que se escriben ahora son muy decepcionantes. Ya no hay escritores como los de antes. Ahora todo el mundo esta contaminado por el mundo de los videojuegos y la ciencia ficción. Los autores no tienen la misma libertad de expresión, el vocabulario se ha empobrecido y los libros ya no son tan únicos ni tan elaborados como en mis tiempos. Antes solo los grandes autores podían dar a conocer sus libros y difundirlos, pero ahora cualquier fantoche puede escribir y publicar un libro de cualquier manera, y dicen que es literatura y se creen buenos escritores. Creen que están a la altura de los grandes autores de mi época.
-¡Eso no es verdad abuelo! Puede que ya no se escriba igual que antes, y que los escritores modernos tengan una mentalidad y unas ideas distintas a las de tu época. Pero por ello por ello no tienes derecho a decir que sus libros son malos o que son una vergüenza para los autores de tu época. Es cierto que los autores de tus tiempos escribieron grandes obras. Pero la literatura debe evolucionar, al igual que ha cambiado la mentalidad de las personas; y seguirá cambiando, porque la literatura está viva.

jueves, 23 de octubre de 2008

¿NOVELAS MODERNAS O ANTIGUAS?

-¿Y por qué no lees novelas modernas?
-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.
-Pues a mi si que me gustan y me parecen todo lo contrario, son muy interesantes.
-No me vas a hacer cambiar de opinión. No hace mucho tiempo me leí tres novelas modernas y me parecían las tres muy monótonas.
-Pero hay de todo tipo de géneros. Me parece imposible que no halla ninguno que te atraiga. A mi, por ejemplo, me gustan las novelas de terror, y me parecen igual de buenas las modernas que las antiguas.
-Pues yo me leí una novela de terror moderna y me pareció mucho peor que otras antiguas.
-Buen, intentemos hacer una prueba. Tu me dices cual es el género que mas te gusta, y yo, si me he leído algún libro de ese género, te digo cual me parece el mejor para ti.Yo te dejo el libro o, si no lo tengo, lo coges de la biblioteca.
-No parece mala idea. Lo intentaré y ya te diré como me ha ido.
-Hazme caso, confía en mi, seguro que alguno te gusta. Haber, dime cual es tu género de novelas favorito.
-Las novelas que mas me gustan son las de aventuras.
-Perfecto. Afortunadamente tengo cuatro o cinco novelas de aventuras, si quieres mañana te vienes a mi casa y los miramos.
-Vale.
-Pues hasta mañana entonces.
_Adiós, y gracias.

martes, 21 de octubre de 2008

LOS CUENTOS ANTIGUOS


-¿Y por qué no lees novelas modernas?-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden. A personas como a mi no nos gustan los libros esos llenos de magia y en los que los personajes protagonistas siempre salen victoriosos, yo prefiero que los personajes sean personas como yo y como la gente normal, personas que tienen problemas para superar las adversidades de la vida. Es por eso por lo que las novelas modernas me parecen una tomadura de pelo, las novelas antiguas son mucho más impresionantes y emotivas ya que según mí punto de vista están escritas con más cuidado y esmero que las novelas de ahora. Pocas veces he leído novelas modernas que me parezcan interesantes, pero una de ellas es “El guardián entre el centeno”, probablemente sea la mejor obra moderna que e leído hasta ahora. Por eso prefiero leer novelas más antiguas por qué el seguir estando de moda en este tiempo me parece un sello de garantía.

viernes, 17 de octubre de 2008

A veces repetir no es tan malo...

-¿ Y por qué no lees novelas modernas?-

- Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.

Tal vez para mucha gente sea así. Para mí no. Yo empecé a leer de verdad, es decir, novelas juveniles o adultas hace apenas cuatro años con "Harry Potter y la piedra Filosofal". Para mí, este libro fue la llave de la verja que separa el mundo de la lectura al mundo de los "audiovisuales" como lo suele llamar mi padre.

Pero lo más emocionante de la lectura es conocer una nueva historia, un nuevo personaje ambientado en un nuevo lugar. Eso es lo emocionante. Lo se porque uno de esos libros diferentes, con nuevas ideas y personajes me emocionó más en apenas cuatrocientas páginas de lo que me emocionaron los de J.K Rowling juntos. Este libro me encandiló me absorbió, eclipsó mi mundo por completo. Hablo de un libro de Patrick Dennis. Si tenéis interés preguntarme.

Pero contando ese libro más las novelas del joven mago no he leído ninguna otra novela. Puede que sea una excusa absurda pero, sinceramente, no tengo tiempo. Esto es porque los libros que he leído los vuelvo a leer pasados unos meses. Y algunos los leo una vez, y otra vez, y otra vez. Soy un reincidente; soy un reincidente....reincidente. Me encanta esa palabra, y rara vez tengo ocasión de usarla.

No leo novelas modernas, no porque no quiero que me defrauden sino porque soy un reincidente. No hago más que recibir en mi mente al los mismos invitados que me cuentan siempre la misma historia pero que no siempre te dejan con el mismo sabor de boca. A veces los mismos libros te expresan sentimientos y mensajes completamente diferentes de los que se recuerdan ¿ Me creéis?

INCOMPRENDIDO


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás.

Puede que para algunos esta historia tenga que imaginársela. Yo no. Yo no tengo que imaginarme nada porque ese primer párrafo de allí arriba aparece en mi biografía. Yo era el típico niño raro que te lo encuentras al salir del colegio echando hojas al la fuente y dos horas después vuelves, y sigue ahí, como si no hubieran pasado más de treinta segundos. ¿Y que me decís de un niño que te abre la puerta de la casa solo porque, según él, estaba cerrada?

Yo hacía ese tipo de cosas, cosas incoherentes, extrañas pero, eso si, con personalidad, algo loca, pero a fin de cuentas, con personalidad. Yo era un niño, como suelen decir los asistentes sociales, "especial". Especial pero sin llegar a tener que recibir sesiones medicas, claro. Pero, como dice el primer párrafo de este escueto texto, en el instituto me convertí en ser humano normal y corriente.

miércoles, 15 de octubre de 2008

PLANES ROTOS

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingreso en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor florecian los giraoles. Era veranao. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Su posición en la tumbona y la expresión de sus ojos daban a entender que se encontaba totalmente relajada y feliz. No pude evitar recordar las tardes que pasábamos allí mismo, sentados los dos. Veranos que ya pasaron con sus días de sol y sus noches de diversión. Aquellos dos últimos veranos en los que nos jurábamos querernos siempre y que después de la llegada del invierno se han esfumado; como se fueron los días de sol, las promesas, los planes. ¡Tantas ilusiones rotas! ¿ Qué pasó? No lo sé, será la edad. Tener quince años no ayuda mucho a tomar decisiones a largo plazo. Se vive el día a día, nada se calcula en la distancia. ¡Nos queda tanto tiempo por delante! Eso dicen, pero en ocasiones no es así. Aquel maldito quince de septiembre, aquella curva tan pronunciada, aquella lluvia tan inesperada...¿ qué fue? No lo sé, pero su vida acabó en aquella carretera.
Nunca más veranos con esas tardes de sol en la tumbona, rodeada de girasoles, riéndose feliz y contándome miles de cosas. ¡Ya no más veranos juntos! Planes, planes...¿para qué? Nada es para siempre...

Acción.

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Nunca habría podido deducir que aquella había sido la mujer que tenía delante si no hubiera sido porque en la foto sonreía. Por más que envejezca uno, los ojos y la sonrisa siempre le delatan, decía ella. De eso no me cabía ninguna duda, ambas eran la misma persona, en sus ojos brillaba el ansia de saber y su sonrisa convencería hasta al más decidido de cualquier cosa. Aunque sí se notaba en cual de las imágenes brillaban menos esos ojos, y lucía menos la sonrisa, y era la que contemplaba en tres dimensiones.
-No deberías estar aquí –me dijo. –Seguro que alguien te está echando en falta.
-Nadie me echa en falta desde los seis años –contestaba yo, como si no me costase admitirlo. Reconozco que lo hice bien. Ella aguardó unos segundos en silencio.
-¿Qué es lo que quieres? Quiero decir, lo que de verdad quieres, lo que te ha traído aquí.
-Supongo que siempre me he rendido ante los misterios –lo dije con toda naturalidad, era de las cosas más ciertas que podría afirmar. -En las últimas 24 horas he escapado de la muerte tres veces, y todas tenían algo que ver con usted.
-Tenían que ver con quien yo fui, no conmigo. Tenían algo que ver con la muchacha de la foto que te acabo de enseñar, y con su familia.
-No lo entiendo –respondí, contrariada.
-No deberías estar aquí –repitió ella. –Ni tú, ni yo. Nos vamos.
Unos segundos después, un sonido atravesó lo que supuse era la puerta trasera, la que daba al jardín. Sentía que el mundo entero actuaba y yo no podía darme cuenta, que había algo que se me escapaba y mi mente se quedaba por detrás.
-¿Son los hombres armados? –no me hizo falta oír su respuesta para comprender que era afirmativa. -¿Cómo sabía que venían?
-Nos vamos. Ahora –dijo, ignorando mi pregunta. Su semblante imperturbable superaba mi entendimiento. Salimos de allí todo lo rápido que nos permitía nuestra anatomía, y lo más velozmente que yo podía guiar a mis piernas estando en estado de shock. En menos de un día había vivido más cosas sin pretenderlo que en los restantes quince años de mi vida buscando aventuras. Estaba eufórica, lo único que me detuvo fue aquella fotografía, que tomé entre mis manos antes de abandonar la casa, sintiendo el sonido de las armas al cargarse a poca distancia de allí.

UNA FOTO

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Es mi mejor amiga.
Recuerdo cuando la conocí: estábamos en un campamento de verano y nos tocó dormir juntas, en la misma litera. Y hablando, nos dimos cuenta de que vivíamos cerca la una de la otra, pues su pueblo estaba a cuatro kilómetros del mío. A partir de entonces todos los días, que podíamos, quedábamos para vernos en un merendero que había entre ambos pueblos, pues era un sitio maravilloso y se estaba muy bien. Había una fuente con un gran pilón, rodeado de mesas y asientos de piedra, todo esto bajo la sombra de unos enormes alcornoques.
Un día de otoño, me mandó un mensaje al móvil para quedar a las cinco de la tarde y decidimos llevar una foto cada una.
Así que, al acabar mis deberes me dirigí hacia el merendero, pensando que mi amiga ya estaría allí, porque ya eran más de las cinco y ella es muy puntual...
Pero cuando llegué aún no había venido. Esto me extrañó, pero decidí esperarla un rato. Al cabo de cinco minutos llegó corriendo y me dijo que fuera con ella, que según venía por el camino oyó el llanto de un niño. Fuimos hacia el lugar de donde provenía el sonido y nos encontramos, debajo de una gran roca hueca, a una niña pequeña de unos tres años llorando desconsolada...Al preguntarle qué la pasaba, entre lágrimas nos dijo que estaba con su padre buscando setas, se perdió y había pasado toda la noche allí, tenía frío y hambre. Después de ponerle nuestras sudaderas le dimos de comer unas galletas que llevábamos. Y una vez que se hubo tranquilizado la llevamos a la comisaria de mi pueblo para que localizaran sus padres. Cuando los localizaron nosotras nos fuimos y fue entonces, cuando ella me dio su foto y yo le di la mía. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Y ahora cada vez que veo la foto me acuerdo de lo que nos pasó ese día.

Mi sueño, una realidad.

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Era preciosa; la más bella mujer que pudiera haber entrado por mis ojos...Y lo seguía siendo, tres años después...

Recuerdo que, cuando él me enseño aquella fotografía, lo primero que pensé fue: "es la más hermosa criatura de la tierra". Desde el primer momento la deseaba, apenas la había visto dos veces por el instituto, pero la deseaba con todas mis fuerzas. Sentía necesidad de dare todo mi cariño y amor, porque su belleza me lo pedía a gritos...Cuando le dije a Héctor, el que me enseñó la foto, todo lo que sentía por ella, estas fueron sus palabras:

-Jó, tío, que fe tienes chaval...Es inalcanzable, ¡¡que te entre en la mocha!! No ha sido hecha para ti.

Pero yo no le escuché, seguía embobado pensando en su imagen...Dicen que el que la sigue la consigue, y tenía que idear un plan para hacerla mía. Tras varios días contemplándola, me lancé, estaba sentada sola en el comedor, era mi oportunidad. Fui hasta allí, y la hablé.

-Perdona, puedo sentarme, es que estoy solo y te he visto aquí...-Mi corazón iba a mil, la voz me tembló, "espero que no me lo haya notado", pensé.

-Sí, por supuesto, me va a venir bien estar con alguien, porque no conozco a mucha gente todavía y estoy un poco sola...

"Pues no vas a estar nunca más sola", pensé yo. De cerca era todavía más impresionante. Empezamos ha hablar de nuestras vidas, de nuetros gustos y de todo aquello que se nos venía a la cabeza. Sentí que había algo en medio...No quería ilusionarme pero lo sentía...Tras dos, tres, o quizá cuatro días, conseguí sacar valor e invitarla al cine, ella aceptó y asi lo hicimos...Después de un mes tonteando y conteniéndonos, surgió el momento. Estábamos en el parque, en un banco al lado de un estanque...La besé, supe que era el momento, y no quería desaprobecharlo por nada del mundo, o terminaría arrepintiendome toda mi vida. Ella no se apartó, y supe que lo estaba haciendo bien...

Y así, día tras día, continuamos quedando, estudiábamos juntos, paseábamos juntos...Todo lo haciamos juntos, sabíamos que queríamos lo mismo.

-Te quiero, te quiero de verdad.

Esas fueron sus palabras, y lo son hoy en día, tres años después. La mujer de mi vida. La "inalcanzable" según Héctor. Y lo mejor es que cada día siento que esto se hace más fuerte, la quiero con toda mi alma...Y eso me alegra, eso me llena.

Prueba superada


Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. No estoy hablando de una fotografía cualquiera, sino de una especial que nos devolvió la vida a mi mejor amiga y a mí. Puede resultaros un poco dramático o incluso exagerado, pero es la sensación que tuvimos en aquel momento y que ahora os contaré. A Blanca, mi mejor amiga desde la infancia, la detectaron una mancha en el pulmón con tan sólo quince años y que posteriormente se convirtió en cáncer. Era inexplicable, pues no fumaba ni había fumado en su vida; pero la realidad era la que contaba: una chica joven con toda una vida por delante con cáncer de pulmón. Yo de todo esto no sabía nada, Blanca no me lo quiso contar para que no me preocupara por ella pero lo que sí que me preocupaba y me tenía descolocada era el no verla tan alegre ni sonriente como siempre, estaba más apagada y triste que nunca. Le preguntaba día tras día pero no obtenía respuesta. Ya no era la misma que antes; estaba adelgazando y se la reflejaba en la cara, que, según dicen y habréis oido: "La cara es el espejo del alma". La noche de un miércoles, pasadas ya unas semanas, Blanca se presentó en mi casa sin avisar; me resultó un tanto extraño porque no habíamos dicho nada de salir ni me había comentado que vendría a mi casa. Estuvimos charlando en mi habitación a la vez que escuchábamos música de fondo cuando, de repente, sacó del bolsillo de su abrigo una foto. Era una imagen suya de hace algunos años pero que guardaba con especial aprecio de sus vacaciones en Mallorca sentada en el jardín del hotel. Me la entregó diciéndome que cuando ella se fuera leyera lo que había escrito por detrás, y así fue. Me lo contaba todo con detalles y no pude evitar que se me cayeran las lágrimas; era un palo. Al día siguiente empezaría la quimioterapia en el hospital. Después de varios meses de sufrimiento para las dos, se presentó en mi casa a altas horas de la noche con una estupenda y brillante sonrisa y me dijo:-" Paula,(pequeñas lágrimas caían de sus ojos) he superado el cáncer"-. Al oírlo, nos abalanzamos una sobre la otra dándonos un enorme abrazo. Después de tantos días indecisos por la salud de Blanca, todo volvió a la normalidad, volvimos a estar vivas. Me gustaría que tuviérais esta frase siempre en la cabeza : "La esperanza es lo último que se pierde"; pues Blanca no perdió nunca la ilusión de volver a vivir.





viernes, 10 de octubre de 2008

CAMBIO DE VIDA

Su vida era sobria, oscura y no en el sentido de estar en un lugar malo, o que llevase mala vida, ¡no! sino en el tipo de felicidad...
A veces quería expresar sus sentimientos como algo grandioso, pero no podía, no se sentía libre.
Solo recordaba aquellos días de verano con sus amigas, con él, riéndose, saliéndo, divertiéndose...y pensar que estaba allí, en la fría ciudad, sola y apenada, decidió cambiar su vida e intentar recuperar lo que había perdido.
El destino le había jugado una mala pasada, pero solamente tener la esperanza de volver a verlo, sí, verlo, a él, su pelo, su sonrisa, sus ojos, le daba un vuelco el corazón y le daba igual todo; el que no arriesga no gana -pensó.
Sus padres le ayudaron a volver a su pueblo natal; compró una casa, encontró trabajo de lo que ella había estudiado, se compró ropa se reía con su familia... pero sobre todo aquel día, cuando llamaron a la puerta de su casa y lo vio, le recorrió por el cuerpo un débil escalofrío.
Se abrazaron y dijo ella en voz baja:
- se acabó aquel pasado, ahora estoy viviendo...

miércoles, 8 de octubre de 2008

EL TIEMPO VUELA

En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Dejé mis juguetes y mis muñecos apartados en un rincón para convertirme en un adolescente. Claro que esas cosas no pasan de la noche a la mañana, es más, creo que no me di cuenta de lo que me estaba pasando hasta que una tarde me puse a jugar con mis juguetes, como todas las tardes, y me percaté de que me aburría soberanamente con ellos.
Me empecé a interesar por otras cosas como salir con mis colegas, empezar a independizarme y, como no, las chicas. Hasta entonces nunca me había preocupado en tener novia, es más, ni siquiera pensé que algún día estaría interesado el ello.
Antes las chicas eran tan solo mis compañeras de clase y algunas también eran mis amigas, pero ahora mis amigos, en cuanto saludo a una de ellas, piensan que es mi novia o que me gusta. Debido a ésto no les he contado nada sobre que estoy enamorado de Julia, ya que si se lo dijera seguramente en menos de quince minutos todo el pueblo se habría enterado. En fin, que se le va a hacer, ahora estamos en esa edad en la que todo nos divierte y todo nos lo tomamos a la ligera. Pero seguro que antes de que me de cuenta, como ha pasado con mi infancia, mi adolescencia pasará.

Madurar

En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Dejé de ser el típico gracioso a quien todos quieren tener cerca para pasarlo bien, en ese momento me convertí en quién mis padres querían que fuese, una persona trabajadora, alguien con numerosos sueños y ahora gracias a aquéllos profesores soy alguien, un tipo con dinero, una carrera y muchas otras cosas más importantes que hacer que vaguear en clase mientras el profesor explica una aburrida lección. Todo esto se lo debo a todos aquellos compañeros trabajadores que me rodearon y los cuales en aquel momento me sirvieron de inspiración para llegar a ser quien soy y convertirme en modelo para mis hijos y orgullo para mis padres. Por todo esto estoy muy agradecido a aquel magnifico instituto y a aquellos cualificados profesores.

CRECER: SIGUIENTE ETAPA DE LA VIDA


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida; convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Al principio, en primero, me portaba bastante mal. Era estudioso, pero hacia lo que quería, mas o menos, si algo no me gustaba como había que hacerlo no lo quería hacer. Por esa forma de ser tuve en primero de E.S.O mis tres primeros partes de expulsión. Desde entonces decidí portarme mejor, pero acabé el curso con dos partes más. Mi madre me dijo que en segundo siguiera sacando buenas notas pero que intentara portarme mejor. Le hice caso y la verdad es que me fue bastante mejor. Solo tuve dos partes en en todo el curso. También conseguí llevarme mejor con mis compañeros, ya que desde primero me caían mal Paula y Violeta. Al principio del curso me seguían cayendo mal, pero, no se cómo, nos llevábamos bien y aveces me iba con ellas en los recreos. Yo creo que segundo fue el curso que mas me hizo madurar y también en el que más cambié. Ya en tercero, con los compañeros, me llevé bastante bien, y conseguí no tener ningún parte. Ahora estoy en cuarto y espero que siga siendo igual porque yo creo que en la escuela haces muchas cosas que no deberías porque no te pueden expulsar, y cuando entras al instituto te crees que es igual, pero te vas dando cuenta de que no es así.

La amistad perdida


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. O al menos eso pensaba yo, hasta que un día le conocí.

Un chico al que nadie conocía se había sentado en mi sitio sin saberlo; vestía una sudadera vieja y unos desaliñados pantalones vaqueros, lo que causó una gran cantidad de comentários críticos hacia él de mis compañeros de clase. Le dije que ese era mi sitio y que se buscara otro; y así lo hizo sin decir ni una palabra y casi sin mirarme, lo que volvió a llamar la atención a mis "amigos". Ese chico sin personalidad parecía tenerla, y muy divertida, lo que hizo que los chicos y chicas de mi clase entablaran una buena relación con él. Los días pasaban y ese chico cada vez se estaba ganando más la amistad de mis compañeros lo que a mí me dejaba en un segundo plano.

Ahora el chico solitario era yo y todo por imitar las actitudes de mis "amigos". Lo que me hizo pensar que la personalidad de cada uno no debe ser cambiada por la influencia de otras personas sino por uno mismo; pero ya era demasiado tarde como para volver atrás y me dí cuenta de que ya había perdido a mis amigos y que estaba tan solo como una bolsa de plástico mecida por una leve brisa otoñal.

miércoles, 1 de octubre de 2008

BUSCANDO COMPAÑÍA

Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes, han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año no suelen tener fantasmas. Eso dicen...pero,¿quién? ¿quién asegura eso?...¡Yo! Porque esas casas no han tenido vida interior, no ha habido nadie que viviera historias cotidianas día a día, no ha habido desgracias en su interior, tampoco ningun suceso alegre ni algo que celebrar o compartir con los demás. No hay nada porque no hay nadie. ¿Para qué iba a querer un fantasma estar en un sitio tan vacío?
Yo he tenido la opurtunidad de vivir en dos ambientes totalmente diferentes. He vivido en un pueblo alejado de la ciudad,tranquilo, silencioso... en una casa que siempre había estado deshabitada y que tenía una leyenda muy peculiar : se decía que en esa casa hubo un misterioso suceso que no quedó muy claro y que desde entonces esa casa tenía fantasmas. Pero yo he vivido años allí, y nunca he visto o he sentido cosas raras, porque a un fantasma no le interesaría vivir allí.
Pero mi tranquilidad acabó cuando el peor día de mi vida, mi padre entró en casa y confirmó que nos íbamos a vivir a la ciudad. Allí vivía en una casa que siempre había estado llena de familias diferentes, pero que ninguna había agunatado en ella más de un par de meses. Me hizo falta muy poco tiempo para descubrir porque. Era una casa muy grande en la que cada uno de sus rincones tenía un misterio. En esa casa no sólo vivíamos nosotros. Yo oía y sentía presencias, voces, cosas muy extrañas y enseguida me di cuenta de que esas familias que habían vivido allí, no se habían ido de aquel lugar, sino que se quedaban para siempre porque no podían salir. Supe entonces que yo tampoco lo haría. Y aquí sigo, encerrada entre seres extraños,encerrada entre seres invisibles, encerrada aquí, sin poder salir. Por eso digo que a los fantasmas no les interesará una casa vacía, sino todo lo contrario, un lugar donde haya vida, ya que ellos carecen de eso.

Una horrible pesadilla.

Las casas que jamás han sido habitadas o las que como las de los veraneantes han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año no suelen tener fantasmas.Hasta que un día decidimos mi familia y yo ir a visitar a unos familiares que viven en Navarra. Era un día de invierno ,las temperaturas habían descendido mucho y nevaba con mucha intensidad lo cual nos impedía continuar con nuestro viaje así que decidimos ir al pueblo más cercano para pasar la noche ó esperar hasta que pasara el temporal. Cuando llegamos al pueblo empecé a sentir un escalofrío y una sensación un poco inexplicable .Luego fuimos a una casa rural ,la cuál era vieja y daba un poco de miedo pero no teníamos otra opción para resguardarnos deltemporal pues nevaba mucho.Al poco tiempo de estar dentro de la habitación empezamos a sentir ruidos muy extraños ,las cortinas se movían ,las luces se apagaban y se encendían ,se caían algunos objetos rompiéndose contra el suelo y el ruido del viento lo hacía aún más terrorífico ;intentábamos salir pero no podíamos era como si una especie de fantasma o algo similar nos hubiera encerrado en aquella horrible y tenebrosa habitación.Empecé a gritar pidiendo ayuda cuando de repente escuchaba a lo lejos como me llamaban ..¡¡¡Uff!!que susto,era todo una horrible pesadilla ,estaba en mi casa y mi madre me estaba despertando porque iba a llegar tarde al instituto.

martes, 30 de septiembre de 2008

¿Un mito o una realidad?


Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes, han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año, no suelen tener fantasmas. Frases de este tipo se escuchaban continuamente en mi antiguo barrio.
Desde pequeña hasta hace escasamente tres años, vivía en un barrio de condiciones muy poco favorables para los habitantes. Era y es un barrio de gente humilde y con costumbres antiguas. Muchos hogares habían sido deshabitados por los propietarios por estas condiciones y otros muchos llevaban años sin habitar, más bien dicho, nunca lo fueron. De todo esto, me fui enterando con el paso del tiempo.
Era en una calle larga y estrecha donde yo salía a jugar con otras niñas a la luz de la luna. La impresión que sentía al salir y ver todas esas casas oscuras y sólo la tuya y pocas más con luz, era muy intensa y desconcertante. Ya en el colegio, se empezaban a oír comentarios entre los niños de los fantasmas, la oscuridad.....¿ Sería verdad que existían?. Esta pregunta rondaba por mi cabeza cada vez que escuchaba esos comentarios o historietas de críos. ¿ Y si estoy en peligro en mi barrio?,¿Deshabitarían por eso los hogares?. Cada vez tenía más preguntas sin respuestas. En la noche de un lunes, me decidí a entrar en una de esas casas oscuras para comprobarlo yo sola. Tenía un poco de miedo pero necesitaba saber la verdad. Elegí entrar en esa casa porque era en la que algún que otro día escuchaba pequeños ruidos. Agarré una linterna, enfoqué a su interior y no me hizo falta ni pasar la puerta cuando tirado en el suelo de mala manera, un mendigo dormía junto a la pared. Al darle la luz en la cara, despertó; quiso venir hacia a mí pero yo, asustada, apagué la linterna y salí corriendo. Desde entonces, os aseguro que los fantasmas NO existen, son todo un mito de los pueblos. ¿Alguien opina lo contrario?.

domingo, 28 de septiembre de 2008

UNAS VACACIONES

Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes,
han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año, no suelen tener fantasmas. Pero ese mes de agosto mi familia y yo decidimos irnos a veranear a una casa en medio del bosque...
Al principio pensé que podría ser divertido y no me dio ningún miedo...hasta que llegamos y vi la casa, entonces un escalofrió me recorrió de pies a cabeza. La casa daba tanto miedo que en un momento llegue a pensar que incluso podía haber fantasmas.
Durante el día nos estuvimos instalando y no me dio tiempo a pensar en otra cosa. Pero al llegar la noche todo se volvió tan oscuro y tenebroso que no podía pensar en nada más que en “los temibles fantasmas...”
Intentaba dormirme aunque el ruido que hacían los árboles al ser agitados por el viento no me dejaba.
A pesar de mi intento no lo conseguí y empecé a creer que un fantasma había entrado en mi habitación, tenia tanto miedo que me arropé hasta la cabeza con la manta... y de repente el vaso de agua que tenia encima de la mesilla se cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos y derramando todo el agua, a continuación se abrió la ventana, y yo tenia tanto miedo que no me pude levantar a cerrarla. A partir de ahí de lo único que recuerdo es despertarme a la mañana siguiente, mirar a la mesilla y ver el vaso intacto, subir la vista y ver la ventana cerrada. Entonces me di cuenta de que todo había sido un terrorífico sueño.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Ruidos fantasmales

Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes, han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año, no suelen tener fantasmas, pero aquella si... Empezaré por el principio, presentándome ¡como no!. Veraneaba en un pueblo de Asturias, rodeado de gente rara y maliciosa, mi nombre es Pablo puesto por mis padres, de los cuales trata esta historia. Era una bonita mañana y acalorada, mi madre cocinaba la paella que tanto nos gustaba a mi hermana y a mi. Mi padre llegó muy tarde a comer aquel día, por lo que tube que atrasar mi hora de la siesta, que tengo que hecharme lejos de él ya que cuando duerme ronca ruidosamente. Nunca llegué a pensar en lo que pasaba hasta que un día lo vi. Tenía un aspecto totalmente fantasmagórico, como aquellos que salen en las películas, con cadenas en las piernas y como si fuera aire que se esfumaba por las rendijas de ventilación. Lo vi salir de mi padre como humo que salía de un cigarro mal apagado. Mi padre dormía pofundamente y yo fuí a robarle algo de dinero para un helado en la tienda cuando me encontré con aquello. Salí corriendo de la habitación a zancadas hasta yegar al salón donde mi madre se hallaba también dormida y con el mismo fantasma, o parecidísimo al que le salia a mi padre por la boca mientras roncaba. Fué algo cómico ya que aquellos fantasmas probocaban los ronquidos de mi padre, pero en el caso de mi madre provocaban que no parara de decir cosas absurdas. Intenté agarrar a aquellos fantasmas empezando por el de mi madre pero no quería salir de allí, asique me decidí por el de mi otro pariente. Este no se me escapó de las manos, lo cual me sorprendió ya que normalmente no se les puede coger, pero a este si, asique no desaprobeché esta ocasión y lo metí en mi mochila. desesperado por el fantasma paterno pero algo mas por los ronquidos de este llamé a mi hermana que no se creía lo que veía cuando llegó a casa. Entre los dos lo agarramos y lo metimos junto al otro en mi mochila. En ese preciso instante me los llevé a la casa de mis vecinos , a los que soportaba, con esos aires superiores que se traían, asique este era el momento de mi venganza, asique los metí por la rendija de la llave y lo tapé con el chicle que llavaba en la boca. Cuando volví a casa mis padres ya habían despertado, pero entre mi hermana y yo decidimos no decirles nada. Asique esta es mi historia, que algunos tacharán de absurda, otros de ridícula, pero yo sé lo que pasó, y eso es algo que nunca podré olvidar.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

EL ATARDECER



Reinaba un silencio de sábado por la tarde lleno de nostalgia. Yo, como todos los días, iba a mi lugar favorito en el preciso momento en el que, en mi opinión, todos los lugares muestran su mayor esplendor, el atardecer.

Me encanta sentarme en la hierba, al lado del lago, para contemplar los distintos tonos rojizos, amarillos y anaranjados que se trazan en el cielo para que al final se vayan apagando para dejar paso a la oscuridad de la noche.

En el momento en el que el atardecer se encuentra en su mayor esplendor entro en un estado de relajación total, que hace que todas las preocupaciones y problemas que rondan por mi mente desaparezcan por un rato y así poder respirar tranquila aunque solo sea durante unos instantes.

Aunque hay muchas personas que prefieren el amanecer ya que dicen que transmite esperanza para poder empezar bien el nuevo día. Pero yo pienso que si ves el atardecer te haces a la idea de que lo que has hecho ya pasó, pero si has hecho algo mal siempre quedará mañana para arreglarlo. Pero claro, esta es mi opinión. ¿Cuál es la tuya?