Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Y que no amanezca.

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. No podía recordar cuántas veces había soñado algo así. Una noche perfecta, y era real. Llevábamos años planeando aquel viaje, sin preocupaciones, sin obligaciones de ningún tipo, sin despertadores... Y ahí estabamos, en medio de la playa a las tres de la madrugada, compartiendo chistes y canciones, recuerdos de años atrás que aún nos emocionaban y lo que más me gustaba: estábamos todos. Todo lo que vivía, todo lo que sentía ,era libertad. Podíamos decidir qué hacer y cómo hacerlo. Si todo hubiera podido permanecer así, se acercaría demasiado a la perfección. Sin embargo, aquella era nuestra última noche en San Diego, nuestro viaje continuaba y teníamos que dejar atrás las personas que habíamos conocido allí.
Sabía, desde que le miré, que no sería fácil alejarme de allí, y aún así no pude evitar querer saber más de él, acercarme más... Aunque aquello era lo menos recomendable para mi salud mental, ya que me encontraba en continua guerra conmigo misma. No debía dejar que lo que sentía por aquel chico fuera demasiado grande, o dolería separarme de él, pero no podía desperdiciar ni uno de los instantes en los que estuviera cerca.
Siempre que se ha de tomar una decisión entre dos cosas, es porque apreciamos ambas opciones, y si escogemos una, durante el resto de nuestra vida nos preguntaremos cómo habría sido escoger la otra, y extrañaremos eso que nunca elegimos, eso que nunca tuvimos. Siempre nos arrepentimos, o al menos yo. Nunca está del todo bien, no lo suficiente, siempre falta algo.
Aquella noche no decidí, no quería hacerlo, y el hecho de no decidir, decidió por mí, y le perdí. Sé que nunca encontraré una sonrisa como la suya, sé que jamás olvidaré el sonido de su risa. Le dejé marchar, no luché, y aún me arrepiento.

lunes, 27 de octubre de 2008

Los tiempos de ahora...

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad.
Un chico sostenía una guitarra, y entonaba unas notas con sus delicadas manos, sonaban bien, para qué mentir...Otras cuantas personas bebían de sus frías litronas, fumaban, cantaban y bailaban al ritmo de la guitarra.
Era sábado, las 10:00, el último sábado del fin de semana del verano. Habían preparado una fiesta en la playa para despedir aquella magnífica estación donde todo es libertad y relax para aquellas personas que habían aprobado todo. Era la típica fiesta de adolescentes donde no faltaba alcohol, y alguna que otra droga para aquellos más inconformistas por decirlo así...
Parecían pasarselo bien, me recordó a mis tiempos mozos. Me quedé observándoles un rato y me invadió la melancolía, los recuerdos de aquel verano del 66, cuando yo tenía 17 años, y estábamos celebrando una quedada parecida, había cerveza simplemente y unos cuantos porros, pero ahora era difícil pensar que allí solo hubiera eso, ahora se metían coca, speed, heroína... Me daba pena cómo se echaban a perder los chavales....
También lo que antes era algo tabú, y se hacía a escondidas, en una casa, o en alguna de las cuevas que dejaban las rocas cuando bajaba la marea, ahora se hacía allí, a ni siquiera cien metros de separación entre la gente y esas dos personas que iban a "echar un polvo", como se decía ahora. Yo no lo veía normal, "será mi mente de vieja...", me dio por pensar, aunque no lo veía nada bien...En mis tiempos eso era algo que pasaba ocasinalmente, con la persona a la que querías y tenía que ser muy especial, pero ahora, qué sabrían estos niños tan indefensos que no les enseñaban en la escuela como era la vida real, ellos piensan que el futuro ahora le regalan...Y piensan que el sexo es nada más que "un polvo" con alguien a quién conoces esa misma noche y después adiós...Y nada, si te he visto no me acuerdo...

LA CARAVANA

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. En ese momento una voz gritó:
-¡Corred va a explotar!
Y otra voz contestó:
- ¡Rápido que alguien llame a los bomberos que hay un niño en el interior!
Entonces yo pude ver (desde la ventana de la habitación del hotel) como una caravana estaba ardiendo...
Bueno pues esto fue lo que sucedió, en mi segundo día de vacaciones, y es que se celebraba, por tradición, una concentración de caravanas en la playa. Alrededor de estas se encendían grandes antorchas y estaban hasta altas horas de la madrugada hablando.
Pues una vez hecha la introducción empezaré a contar la historia:
Mario, un niño de unos cinco años que tenía un perro al que quería mucho, estaba esa noche en la playa junto a sus padres, y después de dar de cenar al perro, Mario se fue a jugar con los demás niños...
Al cabo de un rato se levantó un aire terrible, y el perro al tener frío se metió en la caravana.
Claro como es de suponer, con ese viento el fuego de las antorchas se extendió, quemando así la caravana de Mario, él al verlo, salió corriendo (sin que sus padres pudieran hacer nada por evitarlo) y se metió en la caravana a por su perro, el niño a los pocos segundos de entrar, se desmayó ya que el humo no le dejaba respirar.
Llamaron a los bomberos, pero el padre de Mario no esperó a que llegaran, pues su hijo estaba dentro de aquella fogata, así que cogió una manta la mojó en el mar, se la hecho por encima y se dispuso a entrar.
Una vez dentro, no podía ver casi nada debido a que el humo se metía en sus ojos, pero sí que pudo distinguir la figura del niño junto al perro, tirados en el suelo, desmayados. Ante aquella situación, lo único que se le ocurrió, fue coger a su hijo con una mano y al perro con la otra, y salir de allí cuanto antes.
Y gracias a la valentía de este padre, Mario y su perro salieron heridos leves de aquel tremendo accidente.

domingo, 26 de octubre de 2008

Sensaciones inolvidables

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un pequeño grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. Era un atardecer preocioso, sin duda, de los pocos vistos durante el mes de agosto, según nos dijeron. El año pasado estuve de vacaciones con mis padres en Ibiza y, mientras estábamos dando una vuelta por el paseo marítimo, nos llamó mucho la atención la cantidad de postales y dibujos de la puesta del sol y el atardecer propios de allí, de Ibiza. Siempre pensaba que en las postales lo hacen todo más bonito y artificial para impresionar a las personas y favorecer así el turismo; pero, desde el día que ví con mis propios ojos aquel atardecer, cambié de opinión; fue alucinante. Estaba claro que no podíamos irnos de allí sin verlo; por lo que se lo propuse a mis padres y , al día siguiente, allí estábamos. Eran las siete de la tarde, más o menos, cuando empezaba a llegar gente a la playa, pues la mayoría eran "guiris" y se habían ido pronto a arreglarse; venían con bebidas, toallas... En un momento la playa estaba llena, tanto gente joven como gente mayor, niños y bebés. Estábamos asombradas, no nos lo imaginábamos así; parecía como si las personas hubieran aparecido de la nada. Como no me gustaba el ambiente ese de los "guiris" bebiendo cerveza, ese olor que para mí es desagradable; me alejé de ellos y fui a unas escaleras que había en la orilla del mar. Allí podría verlo más tranquila (además un grupo de chicos jóvenes habían preparado una hoguera cerca de donde estábamos sentados y su comportamiento no era de mi agrado). En ese lugar, escuchaba el sonido de las olas, los pájaros que revoloteaban por encima de mi cabeza, mientras que el cielo se volvía anaranjado y, en él, una bola dorada brillante iluminaba todo. Era alucinante. Por un momento me olvidé de todo, tenía la mente en otro sitio, en el paraíso quizás. Me resulta difícil explicar todo lo que sentí en ese momento, pero lo intentaré. En esos instantes me sentí como una princesa que espera la llegada de su príncipe azul, esperaba angustiada pensando que no llegaría nunca; pero, no sé cómo, una pequeña sonrisa salió de mi boca. Estaba soñando despierta. Los problemas desaparecieron, me encontraba más agusto conmigo misma y sacaba lo bueno de la vida; muchas veces pensamos que con los conflicos con las amigas y los padres, los estudios, los amores típicos de la edad y, también, los sueños incumplidos, la vida está llena de complicaciones pero no sabemos valorar lo bueno que nos dá y la oportunidad de vivirlo. Sensaciones que jamás podré olvidar y miles de fotos que me harán recordar ese fántastico momento.






sábado, 25 de octubre de 2008

La literatura esta viva

-¿Y por qué no lees novelas modernas?
-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.
-¿Qué quieres decir con eso? ¡Explícate abuelo!
-Las novelas que se escriben ahora son muy decepcionantes. Ya no hay escritores como los de antes. Ahora todo el mundo esta contaminado por el mundo de los videojuegos y la ciencia ficción. Los autores no tienen la misma libertad de expresión, el vocabulario se ha empobrecido y los libros ya no son tan únicos ni tan elaborados como en mis tiempos. Antes solo los grandes autores podían dar a conocer sus libros y difundirlos, pero ahora cualquier fantoche puede escribir y publicar un libro de cualquier manera, y dicen que es literatura y se creen buenos escritores. Creen que están a la altura de los grandes autores de mi época.
-¡Eso no es verdad abuelo! Puede que ya no se escriba igual que antes, y que los escritores modernos tengan una mentalidad y unas ideas distintas a las de tu época. Pero por ello por ello no tienes derecho a decir que sus libros son malos o que son una vergüenza para los autores de tu época. Es cierto que los autores de tus tiempos escribieron grandes obras. Pero la literatura debe evolucionar, al igual que ha cambiado la mentalidad de las personas; y seguirá cambiando, porque la literatura está viva.

jueves, 23 de octubre de 2008

¿NOVELAS MODERNAS O ANTIGUAS?

-¿Y por qué no lees novelas modernas?
-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.
-Pues a mi si que me gustan y me parecen todo lo contrario, son muy interesantes.
-No me vas a hacer cambiar de opinión. No hace mucho tiempo me leí tres novelas modernas y me parecían las tres muy monótonas.
-Pero hay de todo tipo de géneros. Me parece imposible que no halla ninguno que te atraiga. A mi, por ejemplo, me gustan las novelas de terror, y me parecen igual de buenas las modernas que las antiguas.
-Pues yo me leí una novela de terror moderna y me pareció mucho peor que otras antiguas.
-Buen, intentemos hacer una prueba. Tu me dices cual es el género que mas te gusta, y yo, si me he leído algún libro de ese género, te digo cual me parece el mejor para ti.Yo te dejo el libro o, si no lo tengo, lo coges de la biblioteca.
-No parece mala idea. Lo intentaré y ya te diré como me ha ido.
-Hazme caso, confía en mi, seguro que alguno te gusta. Haber, dime cual es tu género de novelas favorito.
-Las novelas que mas me gustan son las de aventuras.
-Perfecto. Afortunadamente tengo cuatro o cinco novelas de aventuras, si quieres mañana te vienes a mi casa y los miramos.
-Vale.
-Pues hasta mañana entonces.
_Adiós, y gracias.

martes, 21 de octubre de 2008

LOS CUENTOS ANTIGUOS


-¿Y por qué no lees novelas modernas?-Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden. A personas como a mi no nos gustan los libros esos llenos de magia y en los que los personajes protagonistas siempre salen victoriosos, yo prefiero que los personajes sean personas como yo y como la gente normal, personas que tienen problemas para superar las adversidades de la vida. Es por eso por lo que las novelas modernas me parecen una tomadura de pelo, las novelas antiguas son mucho más impresionantes y emotivas ya que según mí punto de vista están escritas con más cuidado y esmero que las novelas de ahora. Pocas veces he leído novelas modernas que me parezcan interesantes, pero una de ellas es “El guardián entre el centeno”, probablemente sea la mejor obra moderna que e leído hasta ahora. Por eso prefiero leer novelas más antiguas por qué el seguir estando de moda en este tiempo me parece un sello de garantía.

viernes, 17 de octubre de 2008

A veces repetir no es tan malo...

-¿ Y por qué no lees novelas modernas?-

- Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden.

Tal vez para mucha gente sea así. Para mí no. Yo empecé a leer de verdad, es decir, novelas juveniles o adultas hace apenas cuatro años con "Harry Potter y la piedra Filosofal". Para mí, este libro fue la llave de la verja que separa el mundo de la lectura al mundo de los "audiovisuales" como lo suele llamar mi padre.

Pero lo más emocionante de la lectura es conocer una nueva historia, un nuevo personaje ambientado en un nuevo lugar. Eso es lo emocionante. Lo se porque uno de esos libros diferentes, con nuevas ideas y personajes me emocionó más en apenas cuatrocientas páginas de lo que me emocionaron los de J.K Rowling juntos. Este libro me encandiló me absorbió, eclipsó mi mundo por completo. Hablo de un libro de Patrick Dennis. Si tenéis interés preguntarme.

Pero contando ese libro más las novelas del joven mago no he leído ninguna otra novela. Puede que sea una excusa absurda pero, sinceramente, no tengo tiempo. Esto es porque los libros que he leído los vuelvo a leer pasados unos meses. Y algunos los leo una vez, y otra vez, y otra vez. Soy un reincidente; soy un reincidente....reincidente. Me encanta esa palabra, y rara vez tengo ocasión de usarla.

No leo novelas modernas, no porque no quiero que me defrauden sino porque soy un reincidente. No hago más que recibir en mi mente al los mismos invitados que me cuentan siempre la misma historia pero que no siempre te dejan con el mismo sabor de boca. A veces los mismos libros te expresan sentimientos y mensajes completamente diferentes de los que se recuerdan ¿ Me creéis?

INCOMPRENDIDO


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás.

Puede que para algunos esta historia tenga que imaginársela. Yo no. Yo no tengo que imaginarme nada porque ese primer párrafo de allí arriba aparece en mi biografía. Yo era el típico niño raro que te lo encuentras al salir del colegio echando hojas al la fuente y dos horas después vuelves, y sigue ahí, como si no hubieran pasado más de treinta segundos. ¿Y que me decís de un niño que te abre la puerta de la casa solo porque, según él, estaba cerrada?

Yo hacía ese tipo de cosas, cosas incoherentes, extrañas pero, eso si, con personalidad, algo loca, pero a fin de cuentas, con personalidad. Yo era un niño, como suelen decir los asistentes sociales, "especial". Especial pero sin llegar a tener que recibir sesiones medicas, claro. Pero, como dice el primer párrafo de este escueto texto, en el instituto me convertí en ser humano normal y corriente.

miércoles, 15 de octubre de 2008

PLANES ROTOS

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingreso en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor florecian los giraoles. Era veranao. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Su posición en la tumbona y la expresión de sus ojos daban a entender que se encontaba totalmente relajada y feliz. No pude evitar recordar las tardes que pasábamos allí mismo, sentados los dos. Veranos que ya pasaron con sus días de sol y sus noches de diversión. Aquellos dos últimos veranos en los que nos jurábamos querernos siempre y que después de la llegada del invierno se han esfumado; como se fueron los días de sol, las promesas, los planes. ¡Tantas ilusiones rotas! ¿ Qué pasó? No lo sé, será la edad. Tener quince años no ayuda mucho a tomar decisiones a largo plazo. Se vive el día a día, nada se calcula en la distancia. ¡Nos queda tanto tiempo por delante! Eso dicen, pero en ocasiones no es así. Aquel maldito quince de septiembre, aquella curva tan pronunciada, aquella lluvia tan inesperada...¿ qué fue? No lo sé, pero su vida acabó en aquella carretera.
Nunca más veranos con esas tardes de sol en la tumbona, rodeada de girasoles, riéndose feliz y contándome miles de cosas. ¡Ya no más veranos juntos! Planes, planes...¿para qué? Nada es para siempre...

Acción.

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Nunca habría podido deducir que aquella había sido la mujer que tenía delante si no hubiera sido porque en la foto sonreía. Por más que envejezca uno, los ojos y la sonrisa siempre le delatan, decía ella. De eso no me cabía ninguna duda, ambas eran la misma persona, en sus ojos brillaba el ansia de saber y su sonrisa convencería hasta al más decidido de cualquier cosa. Aunque sí se notaba en cual de las imágenes brillaban menos esos ojos, y lucía menos la sonrisa, y era la que contemplaba en tres dimensiones.
-No deberías estar aquí –me dijo. –Seguro que alguien te está echando en falta.
-Nadie me echa en falta desde los seis años –contestaba yo, como si no me costase admitirlo. Reconozco que lo hice bien. Ella aguardó unos segundos en silencio.
-¿Qué es lo que quieres? Quiero decir, lo que de verdad quieres, lo que te ha traído aquí.
-Supongo que siempre me he rendido ante los misterios –lo dije con toda naturalidad, era de las cosas más ciertas que podría afirmar. -En las últimas 24 horas he escapado de la muerte tres veces, y todas tenían algo que ver con usted.
-Tenían que ver con quien yo fui, no conmigo. Tenían algo que ver con la muchacha de la foto que te acabo de enseñar, y con su familia.
-No lo entiendo –respondí, contrariada.
-No deberías estar aquí –repitió ella. –Ni tú, ni yo. Nos vamos.
Unos segundos después, un sonido atravesó lo que supuse era la puerta trasera, la que daba al jardín. Sentía que el mundo entero actuaba y yo no podía darme cuenta, que había algo que se me escapaba y mi mente se quedaba por detrás.
-¿Son los hombres armados? –no me hizo falta oír su respuesta para comprender que era afirmativa. -¿Cómo sabía que venían?
-Nos vamos. Ahora –dijo, ignorando mi pregunta. Su semblante imperturbable superaba mi entendimiento. Salimos de allí todo lo rápido que nos permitía nuestra anatomía, y lo más velozmente que yo podía guiar a mis piernas estando en estado de shock. En menos de un día había vivido más cosas sin pretenderlo que en los restantes quince años de mi vida buscando aventuras. Estaba eufórica, lo único que me detuvo fue aquella fotografía, que tomé entre mis manos antes de abandonar la casa, sintiendo el sonido de las armas al cargarse a poca distancia de allí.

UNA FOTO

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Es mi mejor amiga.
Recuerdo cuando la conocí: estábamos en un campamento de verano y nos tocó dormir juntas, en la misma litera. Y hablando, nos dimos cuenta de que vivíamos cerca la una de la otra, pues su pueblo estaba a cuatro kilómetros del mío. A partir de entonces todos los días, que podíamos, quedábamos para vernos en un merendero que había entre ambos pueblos, pues era un sitio maravilloso y se estaba muy bien. Había una fuente con un gran pilón, rodeado de mesas y asientos de piedra, todo esto bajo la sombra de unos enormes alcornoques.
Un día de otoño, me mandó un mensaje al móvil para quedar a las cinco de la tarde y decidimos llevar una foto cada una.
Así que, al acabar mis deberes me dirigí hacia el merendero, pensando que mi amiga ya estaría allí, porque ya eran más de las cinco y ella es muy puntual...
Pero cuando llegué aún no había venido. Esto me extrañó, pero decidí esperarla un rato. Al cabo de cinco minutos llegó corriendo y me dijo que fuera con ella, que según venía por el camino oyó el llanto de un niño. Fuimos hacia el lugar de donde provenía el sonido y nos encontramos, debajo de una gran roca hueca, a una niña pequeña de unos tres años llorando desconsolada...Al preguntarle qué la pasaba, entre lágrimas nos dijo que estaba con su padre buscando setas, se perdió y había pasado toda la noche allí, tenía frío y hambre. Después de ponerle nuestras sudaderas le dimos de comer unas galletas que llevábamos. Y una vez que se hubo tranquilizado la llevamos a la comisaria de mi pueblo para que localizaran sus padres. Cuando los localizaron nosotras nos fuimos y fue entonces, cuando ella me dio su foto y yo le di la mía. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Y ahora cada vez que veo la foto me acuerdo de lo que nos pasó ese día.

Mi sueño, una realidad.

Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Era preciosa; la más bella mujer que pudiera haber entrado por mis ojos...Y lo seguía siendo, tres años después...

Recuerdo que, cuando él me enseño aquella fotografía, lo primero que pensé fue: "es la más hermosa criatura de la tierra". Desde el primer momento la deseaba, apenas la había visto dos veces por el instituto, pero la deseaba con todas mis fuerzas. Sentía necesidad de dare todo mi cariño y amor, porque su belleza me lo pedía a gritos...Cuando le dije a Héctor, el que me enseñó la foto, todo lo que sentía por ella, estas fueron sus palabras:

-Jó, tío, que fe tienes chaval...Es inalcanzable, ¡¡que te entre en la mocha!! No ha sido hecha para ti.

Pero yo no le escuché, seguía embobado pensando en su imagen...Dicen que el que la sigue la consigue, y tenía que idear un plan para hacerla mía. Tras varios días contemplándola, me lancé, estaba sentada sola en el comedor, era mi oportunidad. Fui hasta allí, y la hablé.

-Perdona, puedo sentarme, es que estoy solo y te he visto aquí...-Mi corazón iba a mil, la voz me tembló, "espero que no me lo haya notado", pensé.

-Sí, por supuesto, me va a venir bien estar con alguien, porque no conozco a mucha gente todavía y estoy un poco sola...

"Pues no vas a estar nunca más sola", pensé yo. De cerca era todavía más impresionante. Empezamos ha hablar de nuestras vidas, de nuetros gustos y de todo aquello que se nos venía a la cabeza. Sentí que había algo en medio...No quería ilusionarme pero lo sentía...Tras dos, tres, o quizá cuatro días, conseguí sacar valor e invitarla al cine, ella aceptó y asi lo hicimos...Después de un mes tonteando y conteniéndonos, surgió el momento. Estábamos en el parque, en un banco al lado de un estanque...La besé, supe que era el momento, y no quería desaprobecharlo por nada del mundo, o terminaría arrepintiendome toda mi vida. Ella no se apartó, y supe que lo estaba haciendo bien...

Y así, día tras día, continuamos quedando, estudiábamos juntos, paseábamos juntos...Todo lo haciamos juntos, sabíamos que queríamos lo mismo.

-Te quiero, te quiero de verdad.

Esas fueron sus palabras, y lo son hoy en día, tres años después. La mujer de mi vida. La "inalcanzable" según Héctor. Y lo mejor es que cada día siento que esto se hace más fuerte, la quiero con toda mi alma...Y eso me alegra, eso me llena.

Prueba superada


Una vez me enseñó una fotografía de cuando ingresó en el instituto. En la imagen aparecía sentada en una tumbona del jardín. A su alrededor, florecían los girasoles. Era verano. Ella llevaba unos tejanos cortos y una camiseta blanca. No estoy hablando de una fotografía cualquiera, sino de una especial que nos devolvió la vida a mi mejor amiga y a mí. Puede resultaros un poco dramático o incluso exagerado, pero es la sensación que tuvimos en aquel momento y que ahora os contaré. A Blanca, mi mejor amiga desde la infancia, la detectaron una mancha en el pulmón con tan sólo quince años y que posteriormente se convirtió en cáncer. Era inexplicable, pues no fumaba ni había fumado en su vida; pero la realidad era la que contaba: una chica joven con toda una vida por delante con cáncer de pulmón. Yo de todo esto no sabía nada, Blanca no me lo quiso contar para que no me preocupara por ella pero lo que sí que me preocupaba y me tenía descolocada era el no verla tan alegre ni sonriente como siempre, estaba más apagada y triste que nunca. Le preguntaba día tras día pero no obtenía respuesta. Ya no era la misma que antes; estaba adelgazando y se la reflejaba en la cara, que, según dicen y habréis oido: "La cara es el espejo del alma". La noche de un miércoles, pasadas ya unas semanas, Blanca se presentó en mi casa sin avisar; me resultó un tanto extraño porque no habíamos dicho nada de salir ni me había comentado que vendría a mi casa. Estuvimos charlando en mi habitación a la vez que escuchábamos música de fondo cuando, de repente, sacó del bolsillo de su abrigo una foto. Era una imagen suya de hace algunos años pero que guardaba con especial aprecio de sus vacaciones en Mallorca sentada en el jardín del hotel. Me la entregó diciéndome que cuando ella se fuera leyera lo que había escrito por detrás, y así fue. Me lo contaba todo con detalles y no pude evitar que se me cayeran las lágrimas; era un palo. Al día siguiente empezaría la quimioterapia en el hospital. Después de varios meses de sufrimiento para las dos, se presentó en mi casa a altas horas de la noche con una estupenda y brillante sonrisa y me dijo:-" Paula,(pequeñas lágrimas caían de sus ojos) he superado el cáncer"-. Al oírlo, nos abalanzamos una sobre la otra dándonos un enorme abrazo. Después de tantos días indecisos por la salud de Blanca, todo volvió a la normalidad, volvimos a estar vivas. Me gustaría que tuviérais esta frase siempre en la cabeza : "La esperanza es lo último que se pierde"; pues Blanca no perdió nunca la ilusión de volver a vivir.





viernes, 10 de octubre de 2008

CAMBIO DE VIDA

Su vida era sobria, oscura y no en el sentido de estar en un lugar malo, o que llevase mala vida, ¡no! sino en el tipo de felicidad...
A veces quería expresar sus sentimientos como algo grandioso, pero no podía, no se sentía libre.
Solo recordaba aquellos días de verano con sus amigas, con él, riéndose, saliéndo, divertiéndose...y pensar que estaba allí, en la fría ciudad, sola y apenada, decidió cambiar su vida e intentar recuperar lo que había perdido.
El destino le había jugado una mala pasada, pero solamente tener la esperanza de volver a verlo, sí, verlo, a él, su pelo, su sonrisa, sus ojos, le daba un vuelco el corazón y le daba igual todo; el que no arriesga no gana -pensó.
Sus padres le ayudaron a volver a su pueblo natal; compró una casa, encontró trabajo de lo que ella había estudiado, se compró ropa se reía con su familia... pero sobre todo aquel día, cuando llamaron a la puerta de su casa y lo vio, le recorrió por el cuerpo un débil escalofrío.
Se abrazaron y dijo ella en voz baja:
- se acabó aquel pasado, ahora estoy viviendo...

miércoles, 8 de octubre de 2008

EL TIEMPO VUELA

En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Dejé mis juguetes y mis muñecos apartados en un rincón para convertirme en un adolescente. Claro que esas cosas no pasan de la noche a la mañana, es más, creo que no me di cuenta de lo que me estaba pasando hasta que una tarde me puse a jugar con mis juguetes, como todas las tardes, y me percaté de que me aburría soberanamente con ellos.
Me empecé a interesar por otras cosas como salir con mis colegas, empezar a independizarme y, como no, las chicas. Hasta entonces nunca me había preocupado en tener novia, es más, ni siquiera pensé que algún día estaría interesado el ello.
Antes las chicas eran tan solo mis compañeras de clase y algunas también eran mis amigas, pero ahora mis amigos, en cuanto saludo a una de ellas, piensan que es mi novia o que me gusta. Debido a ésto no les he contado nada sobre que estoy enamorado de Julia, ya que si se lo dijera seguramente en menos de quince minutos todo el pueblo se habría enterado. En fin, que se le va a hacer, ahora estamos en esa edad en la que todo nos divierte y todo nos lo tomamos a la ligera. Pero seguro que antes de que me de cuenta, como ha pasado con mi infancia, mi adolescencia pasará.

Madurar

En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Dejé de ser el típico gracioso a quien todos quieren tener cerca para pasarlo bien, en ese momento me convertí en quién mis padres querían que fuese, una persona trabajadora, alguien con numerosos sueños y ahora gracias a aquéllos profesores soy alguien, un tipo con dinero, una carrera y muchas otras cosas más importantes que hacer que vaguear en clase mientras el profesor explica una aburrida lección. Todo esto se lo debo a todos aquellos compañeros trabajadores que me rodearon y los cuales en aquel momento me sirvieron de inspiración para llegar a ser quien soy y convertirme en modelo para mis hijos y orgullo para mis padres. Por todo esto estoy muy agradecido a aquel magnifico instituto y a aquellos cualificados profesores.

CRECER: SIGUIENTE ETAPA DE LA VIDA


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida; convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. Al principio, en primero, me portaba bastante mal. Era estudioso, pero hacia lo que quería, mas o menos, si algo no me gustaba como había que hacerlo no lo quería hacer. Por esa forma de ser tuve en primero de E.S.O mis tres primeros partes de expulsión. Desde entonces decidí portarme mejor, pero acabé el curso con dos partes más. Mi madre me dijo que en segundo siguiera sacando buenas notas pero que intentara portarme mejor. Le hice caso y la verdad es que me fue bastante mejor. Solo tuve dos partes en en todo el curso. También conseguí llevarme mejor con mis compañeros, ya que desde primero me caían mal Paula y Violeta. Al principio del curso me seguían cayendo mal, pero, no se cómo, nos llevábamos bien y aveces me iba con ellas en los recreos. Yo creo que segundo fue el curso que mas me hizo madurar y también en el que más cambié. Ya en tercero, con los compañeros, me llevé bastante bien, y conseguí no tener ningún parte. Ahora estoy en cuarto y espero que siga siendo igual porque yo creo que en la escuela haces muchas cosas que no deberías porque no te pueden expulsar, y cuando entras al instituto te crees que es igual, pero te vas dando cuenta de que no es así.

La amistad perdida


En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás. O al menos eso pensaba yo, hasta que un día le conocí.

Un chico al que nadie conocía se había sentado en mi sitio sin saberlo; vestía una sudadera vieja y unos desaliñados pantalones vaqueros, lo que causó una gran cantidad de comentários críticos hacia él de mis compañeros de clase. Le dije que ese era mi sitio y que se buscara otro; y así lo hizo sin decir ni una palabra y casi sin mirarme, lo que volvió a llamar la atención a mis "amigos". Ese chico sin personalidad parecía tenerla, y muy divertida, lo que hizo que los chicos y chicas de mi clase entablaran una buena relación con él. Los días pasaban y ese chico cada vez se estaba ganando más la amistad de mis compañeros lo que a mí me dejaba en un segundo plano.

Ahora el chico solitario era yo y todo por imitar las actitudes de mis "amigos". Lo que me hizo pensar que la personalidad de cada uno no debe ser cambiada por la influencia de otras personas sino por uno mismo; pero ya era demasiado tarde como para volver atrás y me dí cuenta de que ya había perdido a mis amigos y que estaba tan solo como una bolsa de plástico mecida por una leve brisa otoñal.

miércoles, 1 de octubre de 2008

BUSCANDO COMPAÑÍA

Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes, han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año no suelen tener fantasmas. Eso dicen...pero,¿quién? ¿quién asegura eso?...¡Yo! Porque esas casas no han tenido vida interior, no ha habido nadie que viviera historias cotidianas día a día, no ha habido desgracias en su interior, tampoco ningun suceso alegre ni algo que celebrar o compartir con los demás. No hay nada porque no hay nadie. ¿Para qué iba a querer un fantasma estar en un sitio tan vacío?
Yo he tenido la opurtunidad de vivir en dos ambientes totalmente diferentes. He vivido en un pueblo alejado de la ciudad,tranquilo, silencioso... en una casa que siempre había estado deshabitada y que tenía una leyenda muy peculiar : se decía que en esa casa hubo un misterioso suceso que no quedó muy claro y que desde entonces esa casa tenía fantasmas. Pero yo he vivido años allí, y nunca he visto o he sentido cosas raras, porque a un fantasma no le interesaría vivir allí.
Pero mi tranquilidad acabó cuando el peor día de mi vida, mi padre entró en casa y confirmó que nos íbamos a vivir a la ciudad. Allí vivía en una casa que siempre había estado llena de familias diferentes, pero que ninguna había agunatado en ella más de un par de meses. Me hizo falta muy poco tiempo para descubrir porque. Era una casa muy grande en la que cada uno de sus rincones tenía un misterio. En esa casa no sólo vivíamos nosotros. Yo oía y sentía presencias, voces, cosas muy extrañas y enseguida me di cuenta de que esas familias que habían vivido allí, no se habían ido de aquel lugar, sino que se quedaban para siempre porque no podían salir. Supe entonces que yo tampoco lo haría. Y aquí sigo, encerrada entre seres extraños,encerrada entre seres invisibles, encerrada aquí, sin poder salir. Por eso digo que a los fantasmas no les interesará una casa vacía, sino todo lo contrario, un lugar donde haya vida, ya que ellos carecen de eso.

Una horrible pesadilla.

Las casas que jamás han sido habitadas o las que como las de los veraneantes han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año no suelen tener fantasmas.Hasta que un día decidimos mi familia y yo ir a visitar a unos familiares que viven en Navarra. Era un día de invierno ,las temperaturas habían descendido mucho y nevaba con mucha intensidad lo cual nos impedía continuar con nuestro viaje así que decidimos ir al pueblo más cercano para pasar la noche ó esperar hasta que pasara el temporal. Cuando llegamos al pueblo empecé a sentir un escalofrío y una sensación un poco inexplicable .Luego fuimos a una casa rural ,la cuál era vieja y daba un poco de miedo pero no teníamos otra opción para resguardarnos deltemporal pues nevaba mucho.Al poco tiempo de estar dentro de la habitación empezamos a sentir ruidos muy extraños ,las cortinas se movían ,las luces se apagaban y se encendían ,se caían algunos objetos rompiéndose contra el suelo y el ruido del viento lo hacía aún más terrorífico ;intentábamos salir pero no podíamos era como si una especie de fantasma o algo similar nos hubiera encerrado en aquella horrible y tenebrosa habitación.Empecé a gritar pidiendo ayuda cuando de repente escuchaba a lo lejos como me llamaban ..¡¡¡Uff!!que susto,era todo una horrible pesadilla ,estaba en mi casa y mi madre me estaba despertando porque iba a llegar tarde al instituto.