Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LAS APUESTAS

Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estallaban las risas, los aplausos o los abucheos.
Después cada uno recogía su dinero, esta vez perdió la banca, pues habían salido cruces. En mi opinión era un juego poco entretenido, pero los aficionados se jugaban muchísimo dinero. Es un juego, que igual que puedes ganar también puedes perder mucho dinero.
Es una tradición antiquísima de mi pueblo.
La gente del pueblo se iba a un merendero a pasar la tarde, y después de la merienda, todas las personas que querían jugar, hacían un círculo bastante grande.
El juego está compuesto por los jugadores,(que son los que forman el círculo) y la banca, que está formada por unas cinco personas,(se sitúan en el centro de este), es la encargada de lanzar las monedas al aire, no son unas monedas cualquiera, sino que tienen que ser de cobre.
Cada persona que estaba jugando apostaba la cantidad de dinero deseada, la banca tenía que doblar esa cantidad. Una vez hechas las apuestas, la gente callaba y a continuación, la banca, que siempre apuesta por caras, procedía a lanzar las monedas, casi enseguida, estallaban las risas, los aplausos o los abucheos.
Este juego suele durar hasta que anochece. Después cada uno se va a su casa, unos más tristes y otros más contentos, depende de la suerte que hayan tenido ese día en el juego.

martes, 25 de noviembre de 2008

Nuevas caras

Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos...

Yo, si te digo la verdad, no entendía nada...

Él me animó a ir con sus amigos, porque le hacía ilusión que los conociera, y me lo pasé bien, pero había cosas que no entendía...Como esa especie de juego, me reí mucho, me gustaba, pero no sabía por dónde pillarle.

Pasado un rato, salimos del local y de camino al bar, me preguntó que si estaba agusto entre toda esa gente. ¿Que si estaba agusto? Ni yo me reconocía, me lo había pasado super bien, y me había abierto a ellos como si nada, y me parecía raro debido a mi timidez, pero me gustaba.

-Sí, son gente muy agradable y muy madura, cn ellos se puede hablar de cualquier cosa que no sea una tontería. Me ha encantado que me hayas traído.

Su contestación fue una sonrisa. Me agarró por detrás de la espalda y seguimos caminado. Entendí que estaba contento por mi aprobación. Llegamos a la puerta del bar y menos mal, porque cinco minutos más y morimos congelados

Bailamos, bebimos, cantamos...Toda una noche de diversión y gente fantástica. Muy buena gente.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Y no se callará

Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios...
Siempre me viene contándome esas cosas. Le encanta tener a alguien que la escuche. Empezó a hacerlo cuando una vez le dije que me apasionaba la biología. No es que no me guste pero es que llega a un cierto límite en el que resulta algo pesada. Cuando viene a casa es insoportable; no tiene otro tema de conversación. Seguramente en mi cumpleaños me regalará un libro de botánica o algo parecido...
Alguna vez he intentado hablar con ella de otro tema pero a sido en vano. Si se interesara por otra cosa que no sea la pura biología...Pero es que además su gran pasión es el mudo de los miriápodos. Aún no he encontrado animales más odiosos.
Pero lo más gracioso de todo el asusto es que seguramente yo voy a estudiar lo mismo. ¿Tiene gracia, verdad? Sera cosa de familia, que por mucho que no quieras parecerte a algún familiar, no puedes cambiar esos pequeños hilos que hay en tus minúsculas....¡Oh no! Por favor otra vez no...

Aquel verano del 94


Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos. A este juego dedicábamos la mayor parte de la noche mis amigas y yo aquel verano del 94 sentadas en la arena de la playa. No entendíamos cómo un juego inventado por una de nosotras podía llegar a divertirnos tanto; lo pasábamos genial.
Entre todas las amigas que somos, nos sentábamos en la arena formando un enorme círculo; en el centro colocábamos algún que otro chupito de piruleta, bombay.. para la que se confundiera. Encendíamos una cerilla y, la que en ese momento la tuviera en la mano tenía que decir una palabra, una cualquiera, la que ella quisiera; una vez hecho esto, la cerilla pasaba a la chica de al lado y ésta tenía que repetir la palabra de su compañera y decir otra más; y así sucesivamente. Por cualquier despiste, a una se le caía la cerilla, otra se quemaba en la mano o en la camiseta, a otra se la apagaba... todo una odisea. Tras pequeños momentos de silencio, grandes risas estallaban. Todas estábamos atentas por si alguna se confundía,y... ¡zas! a tomarse un chupito. Hay que reconocer que la mayoría nos equivocábamos aposta.
Las personas que paseaban por el paseo marítimo se nos quedaban mirando con cara extraña como diciendo: " Vaya melocotón que llevan éstas" ; pero a nosotras nos daba igual, lo único que nos importaba era pasárnoslo bien. Otras noches nos juntábamos con otro grupo de chicas que también jugaban en la playa y, la verdad, que cuántas más éramos mejor lo pasábamos; e incluso hacíamos nuevas amigas.
En nuestras cabezas siempre estará presente aquel fantástico verano del 94 que todas deseamos ansiosas poder volver a repetir. Aquellas noches calurosas, sentadas en la arena, a la luz de la luna, descalzas, las olas que mojaban nuestros pies, la música que se escuchaba de fondo, la cerilla maldita que a veces no podíamos encender.. en fin, recuerdos imposibles de olvidar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Las mariposas.


Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios demuestran que los vivos colores de los que constan sus grandes alas tienen una triple función. Por un lado la de atraer a su pareja con una sinuosa danza que, aunque parezca seguir unas pautas aleatorias tiene un esquema bien planteado para incitar a la posible pareja a la reproducción. Otra de las funciones parece tener un ámbito social, es decir, la distribución e intensidad de la gama de colores que tenga esa mariposa puede ayudarla a tener mayor o menor influencia sobre el grupo de mariposas en el que se encuentre. La ultima función y más interesante es la defensiva, que le permite a la mariposa ofrecer al atacante una visión de un par de ojos amenazadores situados en el medio de las alas. La mariposa como cualquier insecto tiene una serie de características peculiares pero tiene otra función más importante, que no es biológica sino sentimental; como todas las pequeñas cosas puede pasar inadvertida pero, si nos fijamos, es el animal que anuncia la llegada de esa mágica estación: la primavera.

UN GRANDIOSO ESPECTACULO


Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios demuestran que estos rituales no solo son satisfactorios, sino que para el macho después de terminar el apareamiento a los pocos minutos cambian de color sus alas y mueren a los pocos minutos, desgraciadamente para el pero deja para las personas que lo contemplan un espectáculo digno de ver, y por eso no solo es uno de los espectáculos de los más fotografiados sino que es uno de los más imprimidos en las revistas de naturaleza. Las mariposas diurnas son unos de los animales más bonitos sobre todo por ese ritual en el que el macho cambia de color y luego muere, además es la mariposa que tiene más variedad de colores en las alas y que mayor espectáculo produce.

PASO

Algunas especies de mariposas diurnas son consideradas no solo uno de los insectos más bellos del mundo, sino también uno de los seres vivos cuyos rituales amorosos poseen un mayor grado de delicadeza y sofisticación. Sin embargo, recientes experimentos realizados en los laboratorios...
¡¡Bah!! ¡Qué rollo! ¿De verdad tengo que realizar un trabajo sobre las mariposas? Lo veo ridículo. No entiendo en qué me puede servir ni el propósito que trata de conseguir nuestro profe con él.
El trabajo anterior sobre la célula , aunque fuera un muermo, por lo menos servía para algo, ya que iba a ser materia de examen. Éste ni siquiera va a entrar en el 30% de la nota de los trabajos, solo va a contar como un ejercicio más de clase.
Además no me gusta nada la biología, es algo inútil. A ver, ¿de qué me va a servir saber todas estas pamplinas cuando salga del instituto? Yo tan solo quiero ser peluquera, y ya se peinar perfectamente. ¿Por qué no me puedo poner ya a trabajar para poder irme a mi propio piso y hacer lo que me de la gana?
En fin, que paso de perder el tiempo con esta sandez. Voy a llamar a Julia para quedar con ella en la esquina e ir a dar una vuelta antes de que mi madre venga del curro y me de la pelma de que tengo que hacer los deberes.

domingo, 16 de noviembre de 2008

EL SECUESTRO

Cuando llegué a mi casa, lo primero que vi fue un mensaje en el teléfono, donde me avisaban que mi hermana había sido secuestrada, y como recompensa pedían un abanico de oro y diamantes que era parte de la familia, (lo que nosotros llamábamos la vieja antigualla) e iba pasando de generación en generación; este preciado abanico tenía un valor incalculable.
En un principio pensé que era absurdo, que no podía ser, pues solo nuestra familia sabía de la existencia de esta joya, era un secreto familiar.
Al cabo de 15 minutos sonó el teléfono, yo muy asustada lo cogí y una voz muy grave me dijo:
-Tenemos a tu hermana, si quieres volver a verla, deja el abanico en una bolsa, dentro de la papelera que hay en puerta principal del jardín botánico, a las 7 en punto. No avises a la policía o no la volverás a ver.
Cuando me dijo esto, le dije que quería hablar con mi hermana, pero ya era demasiado tarde, había colgado...
No sabía qué hacer, quería llamar a mi madre, pero no podía porque ella estaba en el país vecino, visitando a una vieja amiga y no tenía su número de teléfono.
Llamé a mi amiga, pero ella me dio una excusa razonable para no ayudarme.
Miré el reloj, ya marcaba las seis, de modo que decidí enfrentarme yo sola a la situación...
Cogí el abanico, mi abrigo y me dirigí a la comisaría, a pesar de lo que me habían advertido.
Llevaba media hora esperando en el jardín botánico rodeada de policías camuflados, cuando llegaron las siete.
Muy asustada cogí el abanico y lo dejé en la papelera, como me habían dicho. De repente vi que un coche se dirigía hacia mí, se abrió una puerta y pude ver como un hombre, empujaba a mi hermana para que saliera. Mientras, otro hombre salió corriendo, cogió el abanico, volvió a montar en el coche y desaparecieron.
Yo abracé muy fuerte a mi hermana, le dije que no se preocupara, que ya estaba a salvo...
Entonces alguien puso la mano en mi hombro, al girarme, pude ver a un policía, que me dijo que los habían detenido a las afueras de la ciudad, y a continuación me dio el abanico.

sábado, 15 de noviembre de 2008

LA HUÍDA DE UNA ADOLESCENTE

¡Por fin! Llevaba tiempo esperando este momento. Quería salir de aquí, de este pueblo tan pequeño, de mi casa, del país... Quería alejarme de todo durante un tiempo. Nose... alejarme de las preocupaciones, alejarme de mis problemas, de la vida cotidiana, ¡de todo! Quería irme de vacaciones con mis amigas, con mis amigas de verdad. Unos días fuera, solas, haciendo lo que queramos, llegando a la hora que queramos, olvidándonos de todo... Era perfecto. Me sentía libre. Mis amigas sabían que lo necesitaba y cada una puso la excusa perfecta para que las dejaran ir. Al principio, les dijeron que no, que cómo se las ocurría, pero bueno... al final acabaron cediendo. Solo me faltaba pedir permiso a mí. Eso era lo complicado. Lo padres de mis amigas eran mucho más flexibles que los míos. Mi madre decía que era absurdo, que sabía que lo estaba pasando mal pero huir de mis problemas unos días no iba a solucionar nada, pero claro, ella no sabía lo que me pasaba en verdad, sabía pequeñas partes, pero no la historia completa. Me costó mucho convencerlos de que ese viaje era ncesario para mí, pero al final, no se cómo, lo conseguí. No me lo creía, por fin iba a poder huir unos días de mis problemas, de los problemas de una chica de mi edad, de una adolescente. Mi madre se empeñó en darme un amuletito de la suerte, una antigualla de las suyas. Yo sabía que en estos días ella iba a estar muy preocupada pero era el momento de pensar un poco más en mí, lo sentía por ella pero me vendría bien un cambio de aires. Ese domingo fue el mejor domingo de mi vida, nos metimos en el avión y viajábamos hacia un lugar donde yo sería otra persona por una semana, donde yo no tendría problemas, donde yo sería libre...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ángeles y demonios

Se encontraban en una sala grande, cuyo mobiliario se reducía a unas cuantas filas de sillas y algunas máquinas de refrescos. En aquella sala de embarque había gente de todo tipo, y cada uno tenía su razón para abandonar el país, nadie destacaba especialmente en el gentío, al menos, a ojos de cualquiera. Sin embargo, Jacob podía ver que ella era diferente, conocía a aquella muchacha a cuya mano se sujetaba firmemente una muñequita de unos tres años y mofletes sonrosados. El encargado de darles información llevaba mas de una hora sin aparecer, y con la excusa de preguntar si sabía algo sobre el retraso del vuelo, se acercó a ella, no podía evitarlo.
-Hola, soy Jacob –sonrió.
-Yo soy Victoria, y ella es Zafrina –dijo, en referencia a la niña que había entre sus brazos.
-Bonito nombre –dijo Jacob, acariciando la mano que le tendía la pequeña. -¿Sabes algo sobre el retraso del avión?
-Nada, supongo que como los demás. No veo a esa antigualla capaz de despegar –sonrió, pero los profundos ojos azules de la joven se clavaron en los de Jacob. Le había descubierto, y ahora ella llevaba ventaja.
-Bueno, gracias. Nos vemos –él se despidió cortés, pero rápidamente.

Sí, él la conocía, mejor de lo que ella sabía. Ambos pertenecían a dos bandos distintos de una guerra que existía desde siempre: el bien contra el mal. Según desde donde se viera aquella lucha, el bien era un bando o el otro. Ángeles y demonios. A Jacob le parecía absurdo el modo en el que las personas los imaginaban, ni su piel era roja ni tenía cuernos, él era sólo una parte de la balanza. Ella era la chica por la que lo perdió todo, y a la vez, la razón por la que lo volvió a recuperar. Porque uno no se puede enamorar de su enemigo, no es lógico. O eso solía repetirse a sí mismo. Pero ahora ella no recordaba nada, había vuelto a empezar y su primera misión era aquella niña, y la de Jacob era hacer que fracasara. Ya no podía hacerlo, ella sabía qué era, aunque afortunadamente, no sabía quién era. Jacob se volvió para mirarla antes de marcharse y dar por fracasada su misión, y entonces vio como ella le miraba, y supo que no importaba que su memoria hubiera desaparecido, Victoria volvía a mirarle de aquella manera. Cómo él lo hacía, como a lo más hermoso del mundo. Desvió entonces la mirada, y por el bien de ambos, se marchó, mucho antes de que ella tomase una decisión o fuese capaz de entender qué ocurría. Al irse estaba salvando un ángel, y quizá también un demonio, o eso pensó.

martes, 11 de noviembre de 2008

Recuerdo para simpre

Un hecho que marcó, sin duda, el antes y el después de la historia de nuestro país; y ese hecho fue, simplemente, una excursión realizada por un profesor y alumnos de quinto de primaria del colegio Zorrilla Monroy a la montaña. El profesor de educación física, Iván, llevaba días preparando dicha excursión; pensaba que no estaría mal salir con sus alumnos a que conocieran un poco más toda la naturaleza que les rodeaba, puesto que ya quedaban pocos días para que terminara el curso y todavía no habían hecho ninguna excursión. Lo propuso a dirección dando sus razones pero de primeras se lo rechazaron diciendo que si no era buena idea, que si los muchachos no estaban acostumbrados, que si podría pasar algo; para Iván todo eran excusas. ¿ Por qué una excursión de educación física no y una de ciencias si? Era absurdo e injusto siendo todas asignaturas de igual importancia para cada profesor. Al final, Iván se salió con la suya. Justo el día previsto, el profesor junto con los alumnos partieron hacia la montaña. Iván pensaba si él sólo podría con tantos alumnos y de tan corta edad, pero como ninguno de sus compañeros se había ofrecido voluntario para acompañarle, se las tendría que apañar solito. De momento todo iba bien; los muchachos parecían contentos, cuando, en un instante inesperado ocurrió el grave accidente. Estaban "escalando" un pequeño tramo rocoso cuando una de las chicas resbaló y arrastó a todos los demás que iban detrás de ella hasta caer, todos, en el suelo. Tenían graves heridas en la cabeza y algunos estaban inconscientes. Iván estaba nerviosísimo, no sabía qué hacer ni cómo actuar, los demás niños lo había visto todo. Gracias a una antigualla fuente cerca de allí, pudo ir animándolos un poco. Gritos, llantos, angustia, desesperación hasta la llegada de los helicópteros. Los médicos hicieron todo lo posible pero, de los cinco niños que cayeron, no pudieron salvar a ninguno; las heridas eran muy profundas y fuertes. ¡Pobre Iván!, para una cosa que hizo, le salió mal. El colegio no le había apoyado con la excursión y claro estaba que Iván no podría solo con todo; la culpa no era todo de él, el colegio también tenía parte de culpa. Durante las semanas próximas, los demás niños fueron atendidos por psicólogos, incluido Iván, y el colegio se cerró. Familias destrozadas, tristeza por todos los lados y arrepentimiento por parte del colegio. De los errores se aprende, pero no deberían haber dejado escapar este error tan grave.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Malas noticias

Me dices que te vas a otro pueblo, a otra ciudad, a otro país quizá...Y cómo quieres que me quede yo, ¿Quieres que te aplauda? Me dices que no llore, que hay que ser fuerte. Y yo te digo que ser fuerte es absurdo en ese momento...Y más cuando te avisan de algo así. Si te quieres ir vete, pero que no sea mañana, esperate por lo menos un día, para reflexionar, tú, y para asimilar las cosas yo... Porque a mí en vez de una explicación me parece una excusa el motivo de tu huída.
Cuando te enteras de algo así, nada te importa, tan sólo quieres que pasen esas siete horas fatales para poder ir a su casa, a ver si de verdad ha tenido valor para coger su maleta e irse a ese lugar en el que dice que va a estar mejor. Y miro el reloj mil veces, ese que me regaló mi abuela y es una antigualla horrorosa, pero la tengo cariño...Y cuando por fin son las tres menos cuarto, suena la campana que indica que hay que volver a casa, esa campana que llevaba todo el santísimo día esperando, recojo mis cosas a toda prisa y voy corriendo al autobús...Sólo queda media hora para saber de verdad si está o se ha ido para siempre. Para el autobús me bajo y corriendo voy con mi amigo a buscarle. Llamamos al timbre: "¿Si?. ¡¡¡Madre!!! Es él, no se ha ido, aunque una parte de mi sabía que no se iba a ir...No creía que fuese capaz de dejarme aquí... "Venid después de comer y os cuento". Entonces tú vas, comes a toda prisa y vuelves a su casa. Te lo cuenta todo, y ni siquiera sabes qué decir...

jueves, 6 de noviembre de 2008


Un día unos amigos y yo fuimos al parque de atracciones. Cuando entramos dentro del parque no sabíamos donde ir. Caminamos por una calle con muchas fuentes y vimos El Aserradero, una atracción de agua. La verdad es que hacia un clima ambiguo, pero aún así montamos. Después fuimos a la noria para ver las vistas desde arriba y al salir conocimos a unas chicas. Nos fuimos todos juntos a comer y cuando terminamos vimos un espectáculo sobre unos superhéroes.Después de descansar un poco viendo el espectáculo, fuimos a la atracción que mas miedo da del parque, El Torbellino. Las chicas y un chico no querían montar porque tenían miedo, peor al final les conseguimos convencer. A las siete nos fuimos del parque de atracciones y nos dirigimos al barrio de las chicas. Tomamos unos refrescos en un bar y estuvimos hablando un buen rato. Nos presentaron a algunos de sus amigos y amigas y nos fuimos todos a cenar a una pizzería. Nos dieron sus números para que las llamáramos para volver a quedar en nuestro barrio. A las diez y media nos fuimos a casa y nos despedimos de todos. Ese día fue inolvidable.

Aquél mágico momento

Eran la tres de la tarde, yo estaba terminando de leer un libro mientras mi padre veía en la televisión un grandioso reportaje sobre el espectáculo de está noche. Al atardecer decidí ir a buscar a mis amigos para caminar como hacíamos cada tarde. Era un día precioso y los cálidos rallos de sol nos golpeaban mientras nosotros seguíamos hablando del partido de está noche, pero hablando y ablando se nos había ido el santo al cielo y nos estábamos perdiendo el mejor partido de la historia. Salí corriendo hacia mi casa y al llegar estaba apunto de terminar entre en casa y mi padre miraba ambiguo la televisión en la que el Atlético de Madrid iba ganando 7 a 0 al Real Madrid a falta de dos minutos del final chanpions. Mi padre decía que los jugadores habían sido un autentico torbellino en el campo, y no habían dado la menor oportunidad a los rivales. Yo contento me senté a animar a mi equipo el cuál se había merecido la victoria.

Un día en el circo




Era un día precioso. Caminábamos por un camino para llegar al lugar en el que se celebraría el espectáculo del circo.
Tanto yo como mi hermano pequeño, Miguel, no nos podíamos creer que nuestros padres por fin hubieran accedido a llevarnos al circo. Llevábamos todo el verano dándoles la paliza de que queríamos ir al circo, y por fin habíamos conseguido nuestro propósito.
Nos encantó el espectáculo. Había muchos animales: elefantes, caballos, leones, tigres...Los que más nos gustaron fueron los leones, que saltaban por aros incandescentes semejantes a un torbellino de fuego.
También había payasos que me hicieron llorar de risa con sus chistes y las tonterías que hacían. La parte que más me gustó de este número fue cuando los payasos se pusieron a lanzarse tartas entre sí y pusieron todo el escenario lleno de crema, nata, chocolate, y otros pringues no identificados.
Pero el espectáculo que mas me impresionó fue uno en el que actuaron unas gimnastas, que se retorcían y se colocaban unas sobre otras haciendo figuras ambiguas. No sé como conseguían retorcerse de aquella manera, parecía que estaban hechas de goma.
¡Sin duda repetiré la experiencia en otra ocasión!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

¡CORRE!

Camináramos por el paseo marítimo de aquel hermoso pueblo pesquero, al atardecer. Era un atardecer realmente precioso, característico en aquellas costas. Acabábamos de ver un gran espectáculo de malabares, piruetas y toda clase de enrevesados trucos. No eran más de las ocho cuando llegamos a la imponente mansión de los Barrymore.

Al llegar a la habitación no encontramos con las ventanas de par en par del mismo modo que todos los cajones y armarios. Acerqué mis ojos a la ventana y vi una figura que se deslizaba por la escalera principal. Me dispuse a seguirle. Mi esposa, que adivino mis intenciones, me lanzó un gesto ambiguo. No quise centrar mis ojos sobre los suyos porque sabía que, si lo hacia, me iba a quedar allí.

Me marché de la habitación y comencé a correr en busca del ladrón. Comencé a bajar las escaleras con gran agilidad cuando observé una ligera sombra que corría escaleras abajo. La persecución había iniciado. Él bajaba como un torbellino mientras que yo bajaba con la máxima velocidad que me permitían mis piernas que, de hecho, no era poca.

Las horas iluminadas del día habían concluido y fuera soplaba un viento amenazador. Ya había perdido de vista al ladrón, razón de más para continuar. Mi fatiga llegó a tal punto que ya no sentía los fuertes tobillos que me permitían permanecer en pie pero, aun así, seguí corriendo.

De pronto, mis ojos alcanzaron a ver nuevamente a ese granuja que escapaba con impresionante velocidad por la ladera. Una enorme fuerza hacía que mi cuerpo no se detuviese. Tal vez era el gran temor a perder los documentos de la ilustre familia que yo y mis predecesores habíamos servido durante tantas generaciones. Por eso y únicamente por eso, seguí corriendo.

domingo, 2 de noviembre de 2008

UNA VELADA MUY ESPERADA

Había una fogata en la playa, no muy lejos, poco después de los barcos, y a su alrededor, en el resplandor rojizo, podía verse un grupo de personas que miraban hacia el fuego, de espaldas a la oscuridad. Hacía frío. Todo había terminado. Ninguno de los dos sabía que hacer después de tanto tiempo. Sergio y Lara estaban muy nerviosos. Se conocían desde los cuatro años, siempre se habían llebado muy bien y desde pequeños se notaba cierta atracción entre ellos, una atracción que poco a poco y cuidadosamente se iría haciendo más grande. Entre ellos siempre había habido un obstáculo: Ana, la mejor amiga de Lara, pues su amor platónico de toda la vida era Sergio. Cada vez que le veía Lara observaba que o Sergio se iba o ella tendría que ir rápidamente a buscar un trapito para su amiga. Ana sabía perfectamente que entre su amiga y su amor platónico de toda la vida había algo pero no lo quería reconocer, se hacía la tonta.
Lara quedaba muchas veces con Sergio con la excusa de dar un paseo, pero solo era eso, una excusa para poder verse. Eso a Lara le hacía sentir culpable, sentía que estaba traicionando a su amiga, pero no lo podía evitar, algo más fuerte que ella le hacía sentir la necesidad de estar con èl.
En el fondo, Ana siempre había estado interviniendo para que su amiga no estuviera con el, pero eso ella nunca lo admitía.
Poco a poco iban creciendo y su mentalidad avanzaba tanto que Ana entró en razón y habló con su amiga. La pidió perdón por todo este tiempo en el que lo unico que había hecho era fastidiarla y aún así ella siguió a su lado. También le dijo que siguiera adelante con Sergio, que para ella hacía tiempo que pasó de ser su amor platónico a una obsesión. Estaba arrepentida de verdad y quería pasar página. Para ello organizó una fiesta en la playa, con una fogata. Invitó a todos su amigos y conoció a un chico con el que mantuvo una conversación durante horas.
Lara y Sergio por fin estaban solos, pero después de tanto tiempo no sabían qué hacer, ni qué decir, por eso decidieron dejarse llevar por el momento y disfrutar de aquella velada tan especial y esperada con esa fogata, ese respandor rojizo... ¡Un ambiente perfecto!