Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Aquel verano del 94


Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos. A este juego dedicábamos la mayor parte de la noche mis amigas y yo aquel verano del 94 sentadas en la arena de la playa. No entendíamos cómo un juego inventado por una de nosotras podía llegar a divertirnos tanto; lo pasábamos genial.
Entre todas las amigas que somos, nos sentábamos en la arena formando un enorme círculo; en el centro colocábamos algún que otro chupito de piruleta, bombay.. para la que se confundiera. Encendíamos una cerilla y, la que en ese momento la tuviera en la mano tenía que decir una palabra, una cualquiera, la que ella quisiera; una vez hecho esto, la cerilla pasaba a la chica de al lado y ésta tenía que repetir la palabra de su compañera y decir otra más; y así sucesivamente. Por cualquier despiste, a una se le caía la cerilla, otra se quemaba en la mano o en la camiseta, a otra se la apagaba... todo una odisea. Tras pequeños momentos de silencio, grandes risas estallaban. Todas estábamos atentas por si alguna se confundía,y... ¡zas! a tomarse un chupito. Hay que reconocer que la mayoría nos equivocábamos aposta.
Las personas que paseaban por el paseo marítimo se nos quedaban mirando con cara extraña como diciendo: " Vaya melocotón que llevan éstas" ; pero a nosotras nos daba igual, lo único que nos importaba era pasárnoslo bien. Otras noches nos juntábamos con otro grupo de chicas que también jugaban en la playa y, la verdad, que cuántas más éramos mejor lo pasábamos; e incluso hacíamos nuevas amigas.
En nuestras cabezas siempre estará presente aquel fantástico verano del 94 que todas deseamos ansiosas poder volver a repetir. Aquellas noches calurosas, sentadas en la arena, a la luz de la luna, descalzas, las olas que mojaban nuestros pies, la música que se escuchaba de fondo, la cerilla maldita que a veces no podíamos encender.. en fin, recuerdos imposibles de olvidar.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

El acento en psarnoslo. Bien, redacción correcta, adecuada.