
Reinaba un silencio de sábado por la tarde lleno de nostalgia. Yo, como todos los días, iba a mi lugar favorito en el preciso momento en el que, en mi opinión, todos los lugares muestran su mayor esplendor, el atardecer.
Me encanta sentarme en la hierba, al lado del lago, para contemplar los distintos tonos rojizos, amarillos y anaranjados que se trazan en el cielo para que al final se vayan apagando para dejar paso a la oscuridad de la noche.
En el momento en el que el atardecer se encuentra en su mayor esplendor entro en un estado de relajación total, que hace que todas las preocupaciones y problemas que rondan por mi mente desaparezcan por un rato y así poder respirar tranquila aunque solo sea durante unos instantes.
Aunque hay muchas personas que prefieren el amanecer ya que dicen que transmite esperanza para poder empezar bien el nuevo día. Pero yo pienso que si ves el atardecer te haces a la idea de que lo que has hecho ya pasó, pero si has hecho algo mal siempre quedará mañana para arreglarlo. Pero claro, esta es mi opinión. ¿Cuál es la tuya?
1 comentario:
También lo prefiero al amanecer, pero quizá más por la hora que por su posible simbología diferenciada. (Corrige valla, mucas y quedara)
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