Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Ruidos fantasmales

Las casas que jamás han sido habitadas o las que, como las de los veraneantes, han sido construidas para ser ocupadas durante ciertas épocas del año, no suelen tener fantasmas, pero aquella si... Empezaré por el principio, presentándome ¡como no!. Veraneaba en un pueblo de Asturias, rodeado de gente rara y maliciosa, mi nombre es Pablo puesto por mis padres, de los cuales trata esta historia. Era una bonita mañana y acalorada, mi madre cocinaba la paella que tanto nos gustaba a mi hermana y a mi. Mi padre llegó muy tarde a comer aquel día, por lo que tube que atrasar mi hora de la siesta, que tengo que hecharme lejos de él ya que cuando duerme ronca ruidosamente. Nunca llegué a pensar en lo que pasaba hasta que un día lo vi. Tenía un aspecto totalmente fantasmagórico, como aquellos que salen en las películas, con cadenas en las piernas y como si fuera aire que se esfumaba por las rendijas de ventilación. Lo vi salir de mi padre como humo que salía de un cigarro mal apagado. Mi padre dormía pofundamente y yo fuí a robarle algo de dinero para un helado en la tienda cuando me encontré con aquello. Salí corriendo de la habitación a zancadas hasta yegar al salón donde mi madre se hallaba también dormida y con el mismo fantasma, o parecidísimo al que le salia a mi padre por la boca mientras roncaba. Fué algo cómico ya que aquellos fantasmas probocaban los ronquidos de mi padre, pero en el caso de mi madre provocaban que no parara de decir cosas absurdas. Intenté agarrar a aquellos fantasmas empezando por el de mi madre pero no quería salir de allí, asique me decidí por el de mi otro pariente. Este no se me escapó de las manos, lo cual me sorprendió ya que normalmente no se les puede coger, pero a este si, asique no desaprobeché esta ocasión y lo metí en mi mochila. desesperado por el fantasma paterno pero algo mas por los ronquidos de este llamé a mi hermana que no se creía lo que veía cuando llegó a casa. Entre los dos lo agarramos y lo metimos junto al otro en mi mochila. En ese preciso instante me los llevé a la casa de mis vecinos , a los que soportaba, con esos aires superiores que se traían, asique este era el momento de mi venganza, asique los metí por la rendija de la llave y lo tapé con el chicle que llavaba en la boca. Cuando volví a casa mis padres ya habían despertado, pero entre mi hermana y yo decidimos no decirles nada. Asique esta es mi historia, que algunos tacharán de absurda, otros de ridícula, pero yo sé lo que pasó, y eso es algo que nunca podré olvidar.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Me ha parecido interesante, bien llevada, original y desarrollada con cierta amplitud. Por eso a tu texto lo afean aún más tantas faltas o incorrecciones: varias veces asique (se separa y se acentúa así), si, como, mi, tube, hecharme, fuí, yegar, salía *a, fué, probocaban, si, desaprobeché, mas, llavaba...