Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

jueves, 26 de marzo de 2009

Con los ojos cerrados

¿Por qué el mundo es así? Todos y cada uno de nosotros hemos hecho el mundo así,cada uno aportando su granito de arena; él no ha nacido tal y como hoy es y nos demuestra, no le echemos la culpa a él sino a nosotros mismos.
Vivir es caer y volverse a levantar sin mirar atrás; no es fácil secarme los ojos, reírme de la caída y confundida levantarme y volver a empezar. Mi vida cambió en sólo un minuto y ese minuto fue cuando perdí a Carlos, mi novio; se fue, no sé a dónde, me abandonó, nunca más supe nada de él... se me hacía difícil a la vez que extraño ver y aceptar esa realidad, fueron momentos muy duros que han quedado marcados en mi pequeña e ingenua vida.
Quería e incluso deseaba que estuviera a mi lado acariciándome suavemente el pelo como solía hacer cada tarde de otoño cuando, sentados en la orilla del lago, mirábamos con felicidad las relucientes gaviotas que volaban cerca nuestra; nos divertíamos sintiendo las hojas de los árboles caer sobre nosotros hasta perdernos escondidos bajo ellas, nos acariciábamos como si cada momento fuera el ultimo, como si el tiempo se fuera a detener...en fin, nos queríamos. Al principio de conocernos no me decía nada, simplemente me abrazaba como si fuera la primera vez, como si me quisiera hoy igual que ayer. Así solían ser cada uno de los los momentos que estábamos juntos; tanto ímpetu sabía que algún día acabaría que ese amor se iría disipando pero me hacía la ciega, simplemente quería vivir el momento sin pensar en el día siguiente, sin anhelar el pasado.
Cuando todo esto acabó, volví a ser la que era antes, la de siempre; esa niña que decidía por misma sin tener que depender de nadie, esa que dejó de estar sumida en esa nube de algodón que parece rodearnos cuando nos enamoramos por primera vez y esa que, a partir de ese momento, aprendió el valor que tiene la vida, los momentos y experiencias que nos ofrece, las oportunidades que nos da, la protección que nos proporciona, los problemas que nos plantea para no olvidarnos de que no todo son cosas buenas, la seguridad que quiere que consigamos, la familia que nos entrega cuando nacemos; esta situación me hizo abrir los ojos, comprender que la vida es mucho más que un simple amor de verano que viene y va como la propia estación: mi vida es lo que yo quiera hacer con ella y de ella. Cuando veo que soy lo que no quiero ser, cierro los ojos, espero durante varios minutos y los vuelvo abrir; esto me ayuda a pensar y no actuar antes de haberlo hecho.
Ahora sueño con volar y con poder disfrutar de la vida, ver que la puedo pintar y que tiene mil colores.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Excelente texto, aunque lo has llevado a un terreno más personal y sentimental. Felicidades.