Debía de ser un juego bastante divertido. Antes de cada soplido se podían hacer apuestas y después alguien pedía un momento de silencio. La gente se callaba y a continuación, casi enseguida, estalaban las risas, los aplausos o los abucheos...
Yo, si te digo la verdad, no entendía nada...
Él me animó a ir con sus amigos, porque le hacía ilusión que los conociera, y me lo pasé bien, pero había cosas que no entendía...Como esa especie de juego, me reí mucho, me gustaba, pero no sabía por dónde pillarle.
Pasado un rato, salimos del local y de camino al bar, me preguntó que si estaba agusto entre toda esa gente. ¿Que si estaba agusto? Ni yo me reconocía, me lo había pasado super bien, y me había abierto a ellos como si nada, y me parecía raro debido a mi timidez, pero me gustaba.
-Sí, son gente muy agradable y muy madura, cn ellos se puede hablar de cualquier cosa que no sea una tontería. Me ha encantado que me hayas traído.
Su contestación fue una sonrisa. Me agarró por detrás de la espalda y seguimos caminado. Entendí que estaba contento por mi aprobación. Llegamos a la puerta del bar y menos mal, porque cinco minutos más y morimos congelados
Bailamos, bebimos, cantamos...Toda una noche de diversión y gente fantástica. Muy buena gente.
martes, 25 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Bien; introduces algún detalle tangencial, como el frío, que le da mayor verosimilitud. Acertado
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