martes, 26 de mayo de 2009
LA INEXISTENCIA
Abro los ojos y una intensa ráfaga de luz me obliga a volverlos a cerrar, pero me resisto y consigo atisbar un bello lugar. Una gran planicie se extiende hasta el horizonte y pequeños rebaños de animales desconocidos pastan tranquilamente. Me acerco a ellos pero no me tienen miedo, resulta extraño, parece que me ignoran. Continué mi camino por la planicie y me adentré en un bosque. Allí no había caminos y eso también me resultó extraño. Al atravesar el bosque lo entendí todo. Ahí estaba, alzándose ante mi una ciudad desolada, devorada por las plantas. Empecé a recorrer sus calles y un sentimiento de culpa empezaba a surgir en mi interior. ¿Por qué? ¿Por qué este sentimiento acude a mí como un aguja punzante? Yo ya conocía la respuesta, era por nuestra culpa. Los humanos habíamos logrado esto. Empecé a ponerme nervioso porque no encontraba ningún rastro de vida humana. Mi nerviosismo pronto se convirtió en desesperación y me puse a correr como un chiflado. Quería poder volver atrás, pero ya deba igual; yo ya estaba muerto.
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3 comentarios:
Bastante mejor que el mio....creo que voy a modificarlo
Tú como Richar...Apurando eh...
Corrige: a mi. Me gusta mucho; el final es sorprendente e impactante.
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