Todo era extraño, diferente a lo que estaba acostumbrada a ver. En aquel lugar todo era diferente: su olor, sus ruidos, hasta sus colores...
Me sentía extraña, invitada a descubrir ese maravilloso mundo tan popular y conocido a la vez. Era obvio que no estaba sola, pues tenía 6 añitos (motivo por el cual estaba allí). Sentí cierta curiosidad e impaciencia por descubrir un mundo lleno de magia que me habria sus puertas.
En realidad me encontraba en Disneyland París* y yo era consciente de ello pero me olvidé de que era un simple parque con gente que trabajaba allí para hacer felices a los niños.
Era como un sueño hecho realidad, un sueño que todo niño tenía al estar sentado en el sofá con los ojos abiertos como platos y la atención centrada en una pantalla que mostraba grandes historias llenas de imaginación; un sueño que te brindaba la oportunidad de entrar a formar parte de la película. Pues bien, yo ahora me encontraba en esa situación pero en plena realidad.
Cada atracción te habría las puertas a un cuento diferente en el cual podrías formar parte de él. Todo aquello que habías vivido desde el sofá de tu casa, lo podías vivir a hora punta. Los personajes que soñabas ser estaban a tu lado en carne y hueso...MAGNÍFICO.

Tuve la suerte de vivir en el mundo de los cuentos por 4 días, pero llegaba lo peor...LA VUELTA A LA REALIDAD. Abandoné aquel lugar con una sonrisa en la cara y tras la ventana del avión me alejaba de mi sueño con un recuerdo inolvidable y con imágenes grabadas en mi mente de por vida.¡¡¡ADIÓS MUNDO IDEAL!!!

1 comentario:
Corrige: habría(2) , echo, en el cuál. Una bonita experiencia sólo vivible a cierta edad.
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