Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 15 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 22 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 29 de abril: Rosas de piedra.
B, 6 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 13 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 20 de mayo: Los lunes.
A, 27 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 3 de junio: Nunca estuve aquí.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Fin de semana

Hay días en los que te cuentan ciertas historias y te dejan flipando; pero esta vez, la historia la viví directamente sin que me la contara nadie.

Los fines de semana miles de adolescentes desfilan de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca en busca de nuevas y excitantes experiencias. Ya no bailan rock, sino que ahora contornean machaconamente sus cuerpos al intenso ritmo del bakalao. Ya no beben alcohol, toman sólo agua y unas pastillas que les permiten aguantar un baile frenético durante las siguientes 48 horas. Este baile cada vez es más peligroso pero parece que nadie lo toma en cuenta o lo saben pero se hacen los bobos, los inocentes. Aquella noche de Sábado, fue alucinante ver cómo todos los adolescentes que se encontraban a mi alrededor estaban en un estado de máxima locura, inquietos, sin parar, de un lado a otro, de risas y carcajadas continuas, dándolo todo...así, durante toda la noche y parte de la siguiente. Era una sensación extraña la que albergaba en mi interior. Por un momento, me paré a pensar y me miré a mí misma: ¿de verdad era necesario tomarse una simple pastilla para pasarlo bien y aguantar toda la noche?, creo que no, por lo menos para mí no lo era, desde luego. Yo me lo pasaba genial, saltaba, gritada, reía, bailaba sin tener que depender de una miserable pastilla que lo único que podría causarme era graves y serios problemas. Pero claro, la mayoría de ellos no se paraban a pensarlo más de dos minutos, sino que inconscientemente se lo tomaban, simplemente por el hecho de decir, !qué guay soy! y como todos lo hacen pues yo también, no voy a ser menos. Sensaciones de rabia e impotencia inundaban mi cuerpo de ver cómo crías de tan sólo quince años se estaban dejando engañar y llevar por esa porquería. No aguantaba más en ese ambiente, así que decidí irme; según caminaba hacia la salida, comprobé que mirara donde mirara todos estaban igual, muy pocos nos salvábamos. En realidad, daban pena; pero parece mentira que no sean ya mayorcitos para saber cómo pueden acabar. Si les dices algo, se ríen de ti, y si no, te vas con esa angustia dentro de no habérselo dicho. En fin, no sabes cómo actuar, no sabes cuál será la reacción de la persona.

2 comentarios:

Alice Gomez dijo...

CAMPOS DE FRESAS!!!

José A. Sáinz dijo...

Creo que, quizá hasta sin darte cuenta, das con la clave del asunto cuando hablas de ese "darlo todo" que te parece que hacen esos jóvenes. Es muy probable que eso sea lo que busquen: una sensación de máxima intensidad, de entregarse a algo completamente. Se trata de energías mal dirigidas. Si toda l aenergía se volcase en el trabajo también sería (como vemos en la realidad y en tantas películas) un destino erróneo. ¿Quizá se trata de preferir el equilibrio y la serenidad en lugar de la máxima intensidad?
Corrige: y cómo todos, si *los dices, de tí, y sino.